miércoles, 28 de febrero de 2018

Resumen de febrero de 2018


Estas han sido las entradas publicadas sobre la Agenda 2018 La resistencia de Errata Naturae durante este segundo mes del año:

































martes, 27 de febrero de 2018

La tragedia de Wounded Knee (27 de febrero de 1973)

Leonard Peltier

La masacre de Wounded Knee no tuvo lugar en la fecha que se indica en el título, sino el 29 de diciembre de 1890. Aquel día, en el corazón de la reserva india de Pine Ridge, en Dakota del Sur, la caballería estadounidense abatió a cientos de lakotas, la mayoría de ellos, mujeres y niños. Los pocos que escaparon fueron perseguidos y abatidos.

Ochenta y tres años después, los oglala lakota regresaron a aquel simbólico lugar de Wounded Knee para protestar contra el presidente tribal de la reserva apoyado por el gobierno estadounidense, Richard Wilson, acusado de tráfico de influencias y corrupción (y de crear su propio grupo paramilitar para eliminar a sus oponentes políticos, los Guardianes de la Nación Oglala, o GOONs). Los manifestantes, oglala lakota y activistas del Movimiento de Indios Americanos (AIM), se atrincheraron en Wounded Knee durante 71 días y el FBI acordonó la zona. Los tiroteos entre ambas facciones se sucedían de tanto en tanto. Aquel atrincheramiento de 71 días, Wilson siguió siendo presidente de la reserva, y volvió a salir elegido en 1975.

Leonard Peltier llegó a Wounded Knee hacia el final del conflicto, en abril de 1973. Fue dos años más tarde cuando tuvo el incidente que haría que terminara encarcelado con dos cadenas perpetuas consecutivas por el asesinato de dos agentes del FBI. Su caso sigue siendo polémico todavía, pues los consecutivos indultos que ha solicitado han sido todos rechazados, incluido el que solicitó a Obama en su última etapa como presidente. Tanto Amnistía Internacional como la ONU han instado al gobierno estadounidense a que libere a Peltier, a quien muchos consideran ni más ni menos que un preso político comparable a Nelson Mandela.

En el siguiente documental biográfico se explica con más detalle la vida de este activista por los derechos de los indios y el contexto en el que se produjeron las protestas:




Ni dios ni amo (27 de febrero de 1832)


Louis Auguste Blanqui


Como muchos de los protagonistas de este mes, Louis Auguste Blanqui fue otro de esos personajes que pasó casi tanto tiempo de su vida encarcelado (treinta y cinco años en total) como fuera de la cárcel. Tanto es así, que le apodaban el Encarcelado o el Mártir: no cuesta demasiado imaginarse su carácter por los retratos que han llegado de él hasta nuestros días: indefectiblemente serio, de mirada circunspecta, siempre vestido de oscuro, con los brazos cruzados al pecho.

Entre 1818, cuando se trasladó a París a estudiar con su hermano, y su muerte en 1881, debió de participar en casi todos los movimientos revolucionarios acontecidos en Francia (que no fueron precisamente pocos en esa época): de hecho, aunque se encontraba encarcelado durante el inicio de la Comuna de París, se le considera uno de sus dirigentes. Su entrega por la causa revolucionaria estableció una corriente de seguidores que abogaban por el «blanquismo», una rama del comunismo francés particularmente combativa.

Un año antes de su muerte, Blanqui fundó un periódico radical llamado Ni dios ni amo, que posteriormente sería el lema que adoptarían los anarquistas franceses.

Gustave Geffroy escribió en 1900 una biografía de Blanqui titulada precisamente El Encarcelado, no traducida al español.

lunes, 26 de febrero de 2018

El socialismo del partido laborista (26 de febrero de 1918)

El socialismo según Walter Crane

La relación del Partido Laborista con el socialismo siempre ha sido complicada y cargada de matices: nacido como una coalición de distintas fuerzas de izquierdas, aglutinaba a los demócratas socialistas, a los laboristas independientes, a grupos intelectuales de izquierdas y a los líderes sindicalistas, cuya filosofía era menos socialista y más liberal. Desde su nacimiento a principios del siglo XX, existió una lucha de fuerzas entre las distintas facciones, que pareció reunificarse durante la Segunda Guerra Mundial (tras un grave desencuentro entre aquellos que apoyaban la guerra y los que no). Lo que, sin duda, sí unificó a los laboristas fue el trabajo artístico del ilustrador socialista Walter Crane, que puso a disposición del partido su trabajo. En él, el socialismo se representaba como la solución casi divina de todos los males de la sociedad, representados por el capitalismo.

Si os interesa el tema, aquí podéis leer un pormenorizado resumen de los primeros años del Partido Laborista.

El tiro errado de Upton Sinclair (26 de febrero de 1906)


Yo apunté al corazón del público y, por accidente, les di en el estómago. 
Upton Sinclair
Upton Sinclair
Getty Images

El caso de La jungla es el de un gran malentendido literario que dio lugar nada menos que a la Administración Estadounidense de Medicamentos y Alimentos (FDA). En 1904, el prolífico escritor socialista Upton Sinclair se infiltró durante seis semanas en la industria cárnica de Chicago para poder escribir posteriormente sobre las condiciones de los trabajadores en el periódico socialista Appeal to Reason.

Más tarde, Sinclair decidió que, en su lugar, escribiría una novela de corte naturalista con una trama determinista sobre un inmigrante lituano llamado Jurgis Rudkus y su descenso a los infiernos al introducirse en la industria cárnica en busca del sueño americano cual vaca de camino al matadero.

La novela se publicó por entregas en Appeal to Reason durante 1905, pero no fue hasta un año después, en febrero de 1906, cuando por fin la novela completa se editó (parcialmente autoeditada por Sinclair, que estuvo a punto de perder la esperanza de que alguna editorial quisiera publicar su controvertida obra) y llegó al gran público, convirtiéndose instantáneamente en un superventas y, con el tiempo, en un clásico de la literatura estadounidense.

Lo llamativo del caso fue que, además de describir con minuciosidad las deleznables condiciones laborales en las que trabajaban los obreros industriales, Sinclair no escatimó en detalles sobre las prácticas insalubres que afectaban al producto en cuestión; en este caso, la carne. Se convertían en salchichas para consumición del público animales que habían muerto por enfermedad o que habían vivido hacinados e infestados por las ratas. Sin ningún tipo de control, cualquier cosa llegaba a la mesa del estadounidense medio.

Esa y no otra cosa fue lo que escandalizó al público (poco o nada se habló de las condiciones laborales de los obreros emigrados de Europa o del sur de Estados Unidos), de ahí el comentario de Sinclair, que se sentía algo decepcionado con que la novela que le había proporcionado fama y fortuna no hubiera generado el efecto que él deseaba.

La presión de los lectores de la novela empujó al Congreso de Estados Unidos a aprobar una serie de leyes sobre la inspección y la pureza de la carne y de los fármacos. Esta última establecía la Oficina de Química (Bureau of Chemistry) que más tarde acabó convirtiéndose en la FDA actual.

A continuación, podéis leer un vídeo muy sencillito que comenta la novela y sus repercusiones:



Una de las últimas ediciones de La jungla en español (2012) pertenece a Capitán Swing y ha sido traducida por Antonio Samons.



sábado, 24 de febrero de 2018

José Martí, un hombre sincero (24 de febrero de 1895) (15)

José Martí
Biografías y vidas


José Martí no tenía más que diecisiete años cuando lo detuvieron por conspirar contra el gobierno español que dominaba su Cuba natal. Primero lo encarcelaron y, posteriormente, lo condenaron a la deportación a España. Durante los veinte años siguientes, Martí se formaría en su exilio en España, Francia, México y Estados Unidos, reforzando sus incipientes ideas revolucionarias.

Firmemente convencido de que la independencia de Cuba sería la base para la liberación de otros territorios americanos, Martí fundó en 1891 en Nueva York el Partido Revolucionario Cubano, con la intención de iniciar la revolución definitiva en su isla, que terminara con la dominación española y evitara nuevas expansiones, tanto por parte de España como de Estados Unidos. Durante aquella época también fue prolífica su producción tanto literaria como periodística, y se le considera uno de los precursores del Modernismo americano.

Y, sin embargo, aunque él fuera uno de los principales ideólogos del alzamiento, Martí no estaba preparado para participar en la contienda. Su salud era débil: padecía de sarcoidosis, que le producía dolencias de todo tipo. Aun así, quiso participar en una de las primeras incursiones en la isla en mayo de 1895, con tan mala suerte que se separó de las fuerzas independentistas cubanas y fue a parar ante un grupo de españoles que lo abatieron a tiros.

A él pertenecen los primeros versos de la famosísima Guantanamera, a la que le pondría música posteriormente el cantante Joseíto Fernández casi un siglo después. El poema del que provienen lo escribió Martí en 1891, cuatro años antes de morir, y se titula Versos sencillos. Aquí está la primera parte:
I

Yo soy un hombre sincero
De donde crece la palma.
Y antes de morirme quiero
Echar mis versos del alma.

Yo vengo de todas partes,
Y hacia todas partes voy:
Arte soy entre las artes,
En los montes, monte soy.

Yo sé los nombres extraños
De las yerbas y las flores,
Y de mortales engaños,
Y de sublimes dolores.

Yo he visto en la noche oscura
Llover sobre mi cabeza
Los rayos de lumbre pura
De la divina belleza.

Alas nacer vi en los hombros
De las mujeres hermosas:
Y salir de los escombros,
Volando las mariposas.

He visto vivir a un hombre
Con el puñal al costado,
Sin decir jamás el nombre
De aquélla que lo ha matado.

Rápida como un reflejo,
Dos veces vi el alma, dos:
Cuando murió el pobre viejo,
Cuando ella me dijo adiós.

Temblé una vez -en la reja,
A la entrada de la viña,-
Cuando la bárbara abeja
Picó en la frente a mi niña.

Gocé una vez, de tal suerte
Que gocé cual nunca: cuando
La sentencia de mi muerte
Leyó el alcalde llorando.

Oigo un suspiro, a través
De las tierras y la mar,
Y no es un suspiro. –es
Que mi hijo va a despertar.

Si dicen que del joyero
Tome la joya mejor,
Tomo a un amigo sincero
Y pongo a un lado el amor.

Yo he visto al águila herida
Volar al azul sereno,
Y morir en su guarida
La víbora del veneno.

Yo sé bien que cuando el mundo
Cede, lívido, al descanso,
Sobre el silencio profundo
Murmura el arroyo manso.

Yo he puesto la mano osada
De horror y júbilo yerta,
Sobre la estrella apagada
Que cayó frente a mi puerta.

Oculto en mi pecho bravo
La pena que me lo hiere:
El hijo de un pueblo esclavo
Vive por él, calla y muere.

Todo es hermoso y constante,
Todo es música y razón,
Y todo, como el diamante,
Antes que luz es carbón.

Yo sé que el necio se entierra
Con gran lujo y con gran llanto, -
Y que no hay fruta en la tierra
Como la del camposanto.

Callo, y entiendo, y me quito
La pompa del rimador:
Cuelgo de un árbol marchito
Mi muceta de doctor.

La versión de Guantanamera incluida en la lista de Spotify de la agenda es de Compay Segundo, pero parece ser que la canción la popularizó enormemente (y a pesar de su terrible acento español) Pete Seeger (¿quién si no?): en la siguiente grabación se oye su versión, precedida de una pequeña introducción en la que habla de Martí, con esa voz hermosa y sincera suya.



En la agenda, sin embargo, está incluida la cita de otro texto en prosa, titulado Nuestra América (texto completo aquí):


viernes, 23 de febrero de 2018

Un panafricanista convencido (23 de febrero de 1934)

George Padmore
Guyana Caribbean Politics

En el poco tiempo que llevo repasando las efemérides del año, ya han aparecido casi todos los panafricanistas de renombre recogidos en las páginas de la agenda: António Agostinho Neto, C. L. R. James, Patrice Lumumba y Amílcar Cabral (faltan W. E. B. Du Bois y Kwame Nkrumah, que saltarán a las páginas de la agenda en los siguientes meses).

Faltaba George Padmore, compatriota de C. L. R. James nacido en Trinidad. Es cierto que su compromiso por el Partido Comunista era firme, e incluso pasó una breve temporada en Moscú y en Hamburgo, representando los derechos de los negros en el seno de la Internacional Comunista. Sin embargo, en 1934, se sintió profundamente desilusionado con el partido, pues pensaba que el interés por los derechos de aquellos que él representaba habían quedado en un segundo plano en comparación con la importancia que estaban cobrando las relaciones de la Unión Soviética con los países colonialistas. Disgustado, desatendió sus labores en Hamburgo y fue expulsado.

Tras aquello, Padmore se afincó en Londres donde se rodeó de otros pensadores que compartían su tendencia política y sus ideas de panafricanismo. Allí fue donde conoció a Kwame Nkrumah, con el que estableció una fuerte relación, que hizo que terminara ofreciéndole a Padmore el puesto de consejero una vez que ascendió al poder en Ghana tras liderar el movimiento independentista en ese país.

Padmore se trasladó a África, pero la relación con el líder africano se volvió tensa, hasta el punto de que se sospecha que Padmore fue envenenado. Lo cierto es que tuvo un fallo hepático que acabó con su vida el 23 de septiembre de 1956.

Junto con la estadounidense Nancy Cunard, Padmore redactó una incisiva respuesta al terrible folleto racista de exaltación del colonialismo de Rudyard Kipling del que ya hablamos y que se titulaba La carga del hombre blanco. La respuesta de Cunard y Padmore se titulaba El deber del hombre blanco e invertía totalmente los argumentos empleados por Kypling para demostrar la superioridad moral del blanco sobre el negro.

En 1991 fue creado en Inglaterra el George Padmore Institute, una institución que promueve la cultura de la comunidad negra proveniente del Caribe, África y Asia.


Louis Blanc (23 de febrero de 1848)

Louis Blanc


De cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades. 
Aforismo empleado por Blanc, formulado por el filósofo francés Henri de Saint-Simon y popularizado posteriormente por Karl Marx
Curiosamente, Louis Blanc nació en Madrid el 29 de octubre de 1811, pues su padre era inspector de hacienda durante el reinado de José Bonaparte. Con veintiocho años, publicó su obra más famosa, La organización del trabajo (aquí la podéis leer en inglés y aquí en francés), en la que planteaba la posibilidad de establecer una especie de cooperativas obreras o talleres sociales del trabajo, un sistema a medio camino entre una sociedad cooperativa y un sindicato.

En una época políticamente convulsa en Francia, tras la revolución de 1848, y en pleno gobierno provisional, Louis Blanc es nombrado presidente de la Comisión de Luxemburgo, encargada de organizar de algún modo el ordenamiento laboral, sin contar con un presupuesto específico. Blanc acepta a regañadientes, pues él aspiraba a dirigir un ministerio de trabajo dotado con un presupuesto desde el que poder organizar sus cooperativas obreras. A pesar de las dificultades, consigue poner en marcha numerosos proyectos, crear varias asociaciones obreras e incluso imponer una suerte de papel moneda utilizado por dichas asociaciones e incluso los comerciantes parisinos en sus intercambios.

Sin embargo, al intentar poner en marcha los talleres sociales, se encuentra con la oposición frontal de los miembros del gobierno provisional que intentan desbancar sus argumentos utilizando toda clase de tácticas posibles, desde el libelo hasta el intento de asesinato.

Blanc se pregunta acerca de la divisa de la República francesa: ¿Cómo se puede hablar de libertad a aquellos que son esclavos del hambre y la ignorancia? ¿Dónde está la igualdad cuando el trabajo de unos hace que se multiplique el dinero de otros? ¿Cómo entender la fraternidad cuando el legislador no legisla para proteger a los más débiles, sino, más bien al contrario, para garantizar al más fuerte la libertad que solamente él puede disfrutar?

Como veis, Louis Blanc no se lo preguntaba en vano y sus preguntan flotan en el presente como si hubieran sido pronunciadas ayer mismo.

miércoles, 21 de febrero de 2018

Tan Malaka (21 de febrero de 1949)

Tan Malaka
Fuente: Earth of People

Tan Malaka fue líder del partido comunista en Indonesia. Su historia fue una de exilios y persecuciones. Con 19 años se trasladó a Holanda, donde estudió durante seis años para formarse como profesor. Firme defensor de la educación como herramienta para formar a ciudadanos libres, sus métodos de enseñanza recordaban a los de Paulo Freire en Brasil.

También en Europa fue donde entró en contacto con los movimientos comunistas y socialistas. Dos años después de regresar a su país, en 1921, se convirtió en el líder del partido comunista indonesio (PKI), aunque las autoridades coloniales se sintieron amenazadas por su creciente popularidad y lo deportaron de nuevo a Holanda. En 1925, se trasladó a Filipinas y residió allí, escribiendo para un periódico nacionalista.

Durante esa época, el PKI inició una revuelta y Malaka se sentía muy impotente por no poder liderar su partido desde el exilio. Ante su fracaso, fundó un nuevo partido, el PARI (Partido Republicano Indonesio), y continuó sus esfuerzos revolucionarios desde el exilio, siendo detenido en varias ocasiones, fugándose otras tantas y volviendo de nuevo a ser detenido y encarcelado.

Tras 20 años de fugas y nombres falsos, en 1945 se proclamó la independencia de Indonesia de los Países Bajos y comenzó la lucha por la independencia del país, que se haría efectiva cuatro años después, en diciembre de 1949, diez meses antes de la ejecución de Tan Malaka. En 1945 volvió al país e intentó establecer distintas coaliciones para derrotar a los colonos neerlandeses que se oponían a la independencia. 

El 17 de febrero, las fuerzas armadas indonesias iniciaron una ofensiva para capturar a los opositores del régimen. Tanaka, que estaba enfermo, intentó huir, pero lo ajusticiaron a los pies del monte Willis. Su cuerpo fue enterrado en medio del bosque.
Uno de los textos más conocidos de Tan Malaka es el siguiente, titulado Comunismo y panislamismo (aquí lo podéis leer en inglés) y aquí si queréis oírlo leído.

Si os apetece leer algo escrito por Tan Malaka, su autobiografía política (Dari Pendjara ke Pendjara) fue traducida al inglés por Helen Jarvis en 1991 con el título de From Jail to Jail.

Malcolm X (21 de febrero de 1965)

Malcolm X

Malcolm X es un ejemplo como pocos de la personificación del carisma. Pero no solamente sus características innatas brillaban en él. Su dicción, su manera de hablar en público y su gestualidad, midiendo milimétricamente las pausas e imprimiéndoles a las palabras y a los gestos exactamente el significado que pretendía hacen que no sea difícil de imaginar el increíble tirón que tuvo entre la comunidad afroamericana en vida, incluso aunque su discurso en ciertos momentos fuera mucho menos constructivo y amargo que el de otras figuras del movimiento civil.

En el discurso mencionado en la agenda, The Ballot or the Bullet o El voto y la bala en español un año antes de su asesinato, está presente esa energía, esa potencia, ese aura:

The Ballot or the Bullet - Malcolm X




Malcolm Little nació en el seno de una familia numerosa en Omaha, Nebraska. Debido al activismo de su padre, un ministro bautista, toda la familia sufrió las persecuciones del grupo de supremacistas blancos llamado la Legión Negra. A pesar de que, durante la infancia del pequeño Malcolm, la familia se mudó en varias ocasiones y trató de zafarse de la amenaza de los racistas, el grupo quemó su casa hasta los cimientos y, poco tiempo después, asesinó a su padre.

Ese fue el principio de la desgracia para la familia Little. Su madre, unos años después, embarazada del novio que acababa de abandonarla, sufrió una depresión nerviosa y fue internada en una institución psiquiátrica, lo que tuvo como consecuencia que Malcolm y sus siete hermanos fueran repartidos entre distintas casas de acogida.

Con 21 años, Malcolm fue detenido por robo y allanamiento de morada en Boston y sentenciado a 10 años de cárcel. Fue allí donde vio la luz y encontró su verdadera vocación: lo captó una agrupación llamada Nación del Islam, cuyo gurú, Elijah Muhammad, preconizaba la vuelta de los afroamericanos a África y el establecimiento de una nación independiente de los blancos, con los que se había demostrado que los negros no podían convivir. Allí fue cuando cambió su apellido Little, con ecos esclavistas, por una X, la incógnita africana de sus orígenes.

El entusiasmo de Malcolm por las enseñanzas de Muhammad hizo que se convirtiera en el predicador favorito y más conocido de la Nación del Islam, haciéndole sombra al propio gurú. Los mítines de Malcolm hacían que los convertidos se contaran por miles.

No obstante, el propio Malcolm empezó a albergar sus dudas por el dirigente de su agrupación, que no predicaba precisamente con el ejemplo de lo que les imponía a otros. Fue entonces cuando decidió viajar a La Meca y estuvo una temporada fuera del país. La experiencia de viajar a África le abrió los ojos y lo expuso a otras realidades diferentes de la norteamericana.

A su regreso, renegó del discurso de la Nación del Islam y expresó su intención por acercar posturas con otros líderes del movimiento de derechos civiles (aunque siempre consideró que Martin Luther King era demasiado «blandito» para la radicalidad y la contundencia necesarias para aliviar la vida de sus compañeros de raza).

Esto lo puso en el punto de mira de la Nación del Islam y del propio Elijah Muhammad (no se llegó a demostrar que fuera el ideólogo del asesinato, aunque muchos lo sospechaban). Ya habían intentado atentar contra él apenas una semana antes, por lo que siempre iba acompañado de guardaespaldas. Aquel día en la sala del Audubon Ballroom en Nueva York, tres integrantes de la Nación se aproximaron a él y le dispararon 15 veces a una corta distancia.

Particularmente bello es el panegírico que le dedicó Ossie Davis:



Si queréis más Malcolm X, podéis ver la peli biográfica de Spike Lee protagonizada por Denzel Washington.

El fantasma que recorrió Europa (21 de febrero de 1848)

Marx y Engels con las tres hijas supervivientes del primero: Jenny Caroline, Jenny Laura y Jenny Eleanor

No solo el fantasma del comunismo recorrió Europa cuando se publicó el Manifiesto comunista: aquellos que lo redactaron fueron expulsados, deportados y perseguidos por sus ideas, se vieron obligados a recorrer Europa de uno a otro lado, y, como resultado, pasaron mucha necesidad y diversas penurias por mantenerse fieles a sus ideales.

Seis años antes, en 1842, tras haber finalizado sus estudios de filosofía, Karl Marx era director de una pequeña publicación radical en Colonia llamada Rheinische Zeitung. Friedrisch Engels, un joven proveniente de una acaudalada familia que había hecho fortuna con la industria textil, pero que renegaba de las actividades de su familia, no paraba de enviar artículos para publicarlos en la gaceta. En otoño de ese año, su padre decidió enviarlo a Mánchester para que allí aprendiera el oficio familiar y alejarlo de Alemania y los jóvenes radicales con los que se codeaba. Engels hizo una parada en Colonia para visitar a Marx, pero este desconfiaba del joven Engels, que, además, acababa de terminar su servicio militar, pues pensaba que podía tratarse de un espía de la policía.

Un año después, Marx contrajo matrimonio con su prometida desde hacía siete años, Jenny von Westphalen, una amiga de la infancia e hija de un aristócrata que vivía en la vecindad de los Marx y que constituiría la tercera pieza fundamental en la elaboración del Manifiesto comunista (aunque, como ya estamos acostumbrados a la llamativa ausencia de nombres femeninos en la historia, el suyo tampoco ha trascendido ni se le ha concedido el más mínimo reconocimiento por su labor). Jenny renunció a su clase social por casarse con Karl, a quien acompañaría a lo largo de toda su actividad política e intelectual. Ella se encargaba de pasar a limpio los manuscritos de letra infernal de su marido.

Tras el cierre del periódico impuesto por instancias gubernamentales, Jenny y Karl se trasladaron a París, donde Karl comenzaría a colaborar con otro periódico radical dirigido por Arnold Huge, otro revolucionario socialista alemán. Jenny viajó embarazada de su primera hija, Jenny Caroline. En París, Marx volvió a encontrarse con Engels, pero esta vez en términos amistosos: Marx se deshizo de sus prejuicios iniciales y comprendió que Engels y él estaban desarrollando una línea de pensamiento muy parecida y, a partir de entonces, comenzaron a escribir juntos.

La segunda hija de los Marx, Jenny Laura, nació en Bruselas, donde Karl y Jenny fueron expulsados después de que el gobierno alemán enviara un edicto al gobierno francés. Fue allí donde Marx y Engels entraron en contacto con la Liga de los Justos, que posteriormente se convertiría en la Liga de los Comunistas. Esta agrupación comprendió la gran importancia del pensamiento filosófico que los dos alemanes estaban desarrollando y les pidieron que redactaran un manifiesto que trazara sus ideas.

Tras su expulsión de Bélgica, los Marx hicieron el camino de vuelta, pasando por París y terminando en Colonia, de donde fueron desterrados nuevamente. Como consecuencia, en 1849, toda la familia acabó en Londres. Desde su llegada hasta 1856, Karl, Jenny y sus cuatro hijos (el último un recién nacido) se alojaron en un cochambroso apartamento en el Soho y vivieron aquellos siete primeros años sumidos en la pobreza más extrema (como única fuente de ingresos, recibían dinero regularmente de Engels, que todavía estaba empleado en el negocio familiar). Como consecuencia de sus terribles condiciones de vida, fallecieron tres de los entonces cinco hijos de los Marx. Solamente sobrevivirían las dos hijas mayores, Jenny Caroline y Jenny Laura (ambas dos se dedicarían en su vida adulta al activismo socialista) y la sexta niña, Jenny Eleanor, que nació un año antes de que los Marx recibieran la herencia de la madre de Jenny, pudiendo trasladarse a una casa más grande y cómoda a las afueras de Londres. Engels seguiría proporcionándoles manutención durante todo el tiempo.

Marx siguió dedicado a la redacción de sus escritos, en particular de El capital, aunque solo vería publicado el primer tomo (los siguientes serían publicados tras la revisión y corrección de los manuscritos por parte de Engels). Jenny falleció de cáncer de hígado con 67 años el 2 de diciembre de 1881. Karl no se recuperó de su pérdida: poco después del fallecimiento de Jenny, contrajo una gripe que degeneró en bronquitis y pleuresía y falleció quince meses después que ella, el 14 de marzo de 1883.

Si os interesa leer más sobre las tres hijas de Karl y Jenny, la primera murió de cáncer de vejiga a los 38 años, la segunda se suicidó en un pacto con su marido y la tercera también se suicidó tras un desengaño amoroso, en 1982. Olga Meier editó una recopilación de sus cartas titulada The daughters of Karl Marx: Family Correspondence 1866-1898.

Claro, también os preguntaréis por qué nadie ha hecho una película con toda esta historia que casi parece un folletín: el mes pasado se estrenó una película alemana dirigida por Raoul Peck y titulada El joven Karl Marx que parece, al menos, estar teniendo una distribución bastante amplia (eso sí, todos muy guapos, delgados y de muy buen parecer).




Si os interesa escuchar el Manifiesto Comunista, aquí tenéis un par de audiolibros tanto en inglés como en alemán:






El Manifiesto comunista no fue traducido al español hasta 1872, veinticuatro años después de su aparición en alemán. De la traducción se encargó el periodista malagueño José Mesa Leompart. Una de las últimas versiones es esta hermosura publicada por Nórdica con traducción de Jacobo Muñoz e ilustraciones de Fernando Vicente.


El manifiesto comunista de Nórdica libros
Si tenéis curiosidad por saber más acerca de las traducciones del Manifiesto comunista, aquí y aquí mi colega David Paradela López lo explica estupendamente.

lunes, 19 de febrero de 2018

Ese problema sin nombre (19 de febrero de 1963)

Durante muchos años, el problema permaneció soterrado, tácito, en las mentes de las estadounidenses. Se trataba de una extraña agitación, una insatisfacción, un anhelo del que las mujeres eran víctimas a mediados del siglo XX en Estados Unidos. Todas las amas de casa residentes en el extrarradio se enfrentaban a ello en soledad. Mientras hacían las camas o iban al supermercado, temían hacerse incluso a sí mismas aquella pregunta acallada.
Is this all?



Betty Friedan, psicóloga y esposa alienada, decidió escribir un tratado psicológico sobre la insatisfacción de las amas de casa de los cincuenta y los sesenta por haber sido encerradas en las supuestas jaulas de oro que constituían sus hogares, sus familias y sus hijos y haber sido borradas del mapa en todo lo demás. No sospechaba que su libro, La mística de la feminidad, se convertiría en el texto fundacional de la segunda ola del feminismo.



Como suele suceder, se encontró con una reacción furibunda por parte de los medios de comunicación, esos mismos medios trufados de imágenes pretendidamente idílicas de jóvenes pulcras y aseadas, encaramadas a unos finos tacones, con vestidos color pastel de falda almidonada, perfectas permanentes sin un solo cabello fuera de lugar y perlas nacaradas en los lóbulos de sus tersas orejas, cocinando elaborados platos y ocupándose sin un solo fallo de sus familias numerosas. En contraposición, ya entonces empezaron a explotar en el imaginario colectivo la imagen de la feminista fea o enfadada tirando de fotografías de Friedan ceñuda en las manifestaciones feministas multitudinarias que encabezaba.



Lo aterrador de las conclusiones extraídas por Friedan es lo actuales que resultan en muchos sentidos. Salvando las distancias que nos separan de las amas de casa norteamericanas desesperadas de los cincuenta, no hay más que fijarse en las mujeres de nuestro entorno más cercano (tal y como hizo Friedan entonces) para comprender que muchos de los problemas a los que ella no les ponía nombre pero sí cara siguen desgraciadamente vivos.



Friedan no solo publicó La mística de la feminidad (en español publicada por Cátedra y traducido por Magalí Martínez Solimán), sino que fue cofundadora de importantes organizaciones y protestas feministas que hicieron presión sobre los organismos políticos: la National Organization for Women (NOW), la Women’s Strike for Equality y la National Association for the Repeal of Abortion Laws.

A su libro más famoso le siguieron otros cinco más, entre ellos, una autobiografía, titulada Mi vida hasta ahora (publicada también por Cátedra y traducida por Magalí también) y otro libro titulado La fuente de la edad (publicado por Planeta con traducción de Soledad Silio).

domingo, 18 de febrero de 2018

La hermana salvaje (18 de febrero de 1934)

Para alcanzar la unidad no es necesario que seamos idénticos entre nosotros.
Audre Lorde

Audre Lorde
Fuente: Huffington Post

Como prometí, cerramos la semana con el nacimiento de otra poeta, una que era «negra, lesbiana, madre, luchadora y poeta» (según ella misma se describía), una imprescindible en la historia de la lucha feminista: Audre Lorde, que, además, es una de las grandes ausencias de la agenda revolucionaria (aunque sí aparece en la original de Verso).

A diferencia de lo que sucede con otros de los personajes que habitan las páginas de estas dos agendas revolucionarias, Audre Lorde es bastante conocida en español, aunque solo encontramos algunas de sus obras traducidas. Sin ir más lejos, la revista Pikara publicó un largo reportaje sobre ella en 2013 escrito por María Ptqk, detallando gran parte del pensamiento de esta activista del feminismo, tan actual ahora como lo era cuando gestó su filosofía y sus poemas. (Véase, por ejemplo, esta intervención de Angela Davis en un simposio dedicado a Lorde en la escuela universitaria neoyorquina Medgar Evers College).

La importancia de su figura es tal que existen no pocas iniciativas en la comunidad LGBT que llevan su nombre, entre ellas, The Audre Lorde Project, un centro comunitario neoyorquino para personas LGBTSTGNC de color.

Como decía, el pensamiento de Lorde es de rabiosa actualidad, pues estaba convencida de que «lo que nos separa no son nuestras diferencias, sino nuestra incapacidad de reconocer, aceptar y celebrar dichas diferencias». En ese sentido, Lorde se enfrentó al feminismo convencional, que parecía ser blanco por definición, argumentando que la problemática de desigualdad e indefensión de la que son víctimas las mujeres negras lo es por partida doble, algo que una mujer blanca, en desigualdad por ser mujer, pero en situación de privilegio por ser blanca, no puede compartir. De la misma manera, Lorde señalaba a los hombres negros, haciéndoles ver (algo que ya hemos visto que muchos otros activistas han apuntado antes y después) que la lucha por sus derechos tenía que ir forzosamente de la mano de la lucha por la igualdad feminista, pues una opresión no puede justificar otra. Este pensamiento interseccional, encaminado a aprovechar los puntos en común, pero también a potenciar las diferencias, es lo que hace de Lorde una activista tan extraordinaria. No hay más que verla, con su finísima inteligencia y su vitalidad inagotable: como conmemoración del vigésimo aniversario de su muerte, Dagmar Schutz elaboró un reportaje del paso de Lorde por Berlín en 1984 y de la enorme influencia que tuvo en aquellas personas con las que se cruzó, de la profunda concienciación que inspiró en los europeos sobre su responsabilidad en las desigualdades raciales:



Audre nació el 18 de febrero de 1934 en Nueva York. Era la tercera hija de un matrimonio de padres caribeños, estrictos y poco dados a demostrar su afecto. Su madre, además, tenía la tez clara, tanto que casi podía pasar por blanca. Entre otras cosas, esto hacía difíciles las relaciones con sus hijas, más oscuras que ella.

Desde pequeña, ya era brillante y, en muchas ocasiones, empleaba la poesía para comunicarse, como una suerte de expresión ordenada de sus pensamientos tumultuosos. Estudió en un instituto para niños superdotados, en 1954 pasó un año en la Universidad Nacional de México y, a su regreso, se sacó el título de biblioteconomía en la Universidad de Columbia mientras trabajaba al mismo tiempo de bibliotecaria. En 1968 se alojó en una residencia para escritores en Mississipi, donde estableció las bases de su creación artística posterior.

Durante aquella época estuvo casada con Edwin Rollins, con el que tuvo dos hijos. Se divorciaron en 1970.

A partir de ese momento, Lorde inició su carrera como profesora universitaria y publicó muchísimos poemas en diversas revistas literarias. En 1978, le diagnosticaron un cáncer de mama, que se le reprodujo en el hígado seis años después. Tras el diagnóstico, escribió su famoso libro Los diarios del cáncer. Fue durante esos años cuando viajó a Berlín y pasó muchas temporadas en la capital alemana. Finalmente, sucumbió al cáncer en su hogar de las St. Croix en las Islas Vírgenes, a los 58 años.

He aquí la bibliografía de sus pocas obras publicadas en español (¡editores españoles, no sé a qué esperáis!):

> La hermana, la extranjera, publicada por la editorial Horas y horas y traducida por María Corniero Fernández.

> Zami una biomitografía. Una nueva forma de escribir mi nombre, publicada también por la editorial Horas y horas y traducida por Magalí Martínez Solimán.

> Los diarios del cáncer (publicado en Argentina por Hipólita ediciones, traducido por Gabriela Adelstein)

Por último, si os interesa leer más acerca de su vida, en 2014 se publicó una biografía escrita por Alexis De Veaux:

> Warrior Poet: A Biography of Audre Lorde, publicado por W. W. Norton & co. 

En sus últimos años, Lorde habló muchísimo de su enfermedad y, como siempre había hecho, escribió poesía para enfrentarse a la vida y a sus dificultades. El poema mencionado en la agenda Verso se titula Letanía por la supervivencia (aquí os lo pongo, la traducción de una servidora)

Letanía por la supervivencia
Para quienes que vivimos en la orilla,
de pie sobre el borde constante de la decisión
indispensables y solitarios,
para quienes que no podemos abandonarnos
a los sueños pasajeros que elijamos
que amamos en los umbrales, yendo y viniendo,
en esas horas entre amaneceres
mirando en el interior y el exterior
antes y después al mismo tiempo
en busca de un ahora que pueda
engendrar futuros
como el pan para las bocas de nuestros hijos,
para que sus sueños no reflejen
la muerte de los nuestros.

Para quienes
se nos marcó con el miedo
como una débil línea en mitad de nuestras frentes
que aprendimos a temer desde la leche de nuestra madre
pues con esta arma
esta ilusión de encontrar cierta seguridad
los pies de plomo esperaban silenciarnos.

Para todos nosotros
este instante y este triunfo;
nunca estuvo escrito que sobreviviríamos.

Y cuando sale el sol, tememos
que no permanecerá;
cuando se pone el sol, tememos
que no volverá la mañana;
cuando tenemos el estómago lleno, tememos
padecer indigestión;
cuando lo tenemos vacío, tememos
que no volveremos a comer jamás;
cuando nos aman, tememos
que el amor se desvanecerá;
cuando nos encontramos en soledad, tememos
que el amor nunca regresará;
y, cuando hablamos, tememos
que nuestras palabras no serán escuchadas
ni bienvenidas.

Es mejor hablar
recordando
que nunca estuvo escrito que sobreviviríamos.

En un documental que lleva este mismo título, ella misma lo recita:



sábado, 17 de febrero de 2018

La campaña por el desarme nuclear (17 de febrero de 1955)

Una de las manifestaciones del CND
Fuente: Public History

¿Qué pueden tener en común el símbolo de la paz, las armas nucleares, uno de los filósofos más conocidos del siglo XX y el autor del manual de sexo más famoso de todos los tiempos? 

Aunque parezca un acertijo, la respuesta es la Campaña por el Desarme Nuclear, un movimiento de protesta que se inició en Gran Bretaña en febrero de 1955 y su simbología llegó a convertirse en los iconos de la juventud durante los años de Guerra Fría y rearmamento nuclear, época en la que los gobiernos andaban haciendo pruebas nucleares de todo tipo.

Fundada por antimilitaristas y pacifistas convencidos que deseaban desmarcarse de las organizaciones soviéticas antinucleares, la CDN tuvo una gran acogida entre el público y se estableció firmemente como el movimiento pacifista más importante de Gran Bretaña. En 1958, se organizó la primera marcha anual de cuatro días de Londres a Aldermaston, donde se encontraba la sede del Atomic Weapons Establishment (AWE), en la que participaron en torno a 60 000 personas. Lindsay Anderson hizo un documental al respecto titulado March to Aldermaston:



¿Qué hay del logotipo de la CDN? Ese icónico círculo que ha llegado a convertirse en el símbolo de la paz fue diseñado por Gerald Holtom para la CDN y no es más que las letras D y N en alfabeto semáforo (como se muestra en la imagen a continuación). 



Poco se imaginaría Holtom que su creación llegaría a trascender de tal modo. Seguramente, también ayudaría el posicionamiento de la CDN en contra de la guerra de Vietnam.

En aquella primera época del CDN, presidente electo fue Bertrand Russell, conocidísimo filósofo y padre de la lógica moderna del que tendremos oportunidad de hablar más adelante (ese mismo año, en julio, publicó un manifiesto antinuclear junto a Albert Einstein que también aparece en la agenda). Aquel octogenario imparable no solo presidió durante cinco años la CDN, sino que, en 1961, con 89 años, pasó una semana en la cárcel por su participación en una de las manifestaciones antinucleares organizadas por el CDN en Londres. Cuando el juez le dijo que lo dispensaría de la cárcel si prometía portarse bien, el abuelillo Russell le contestó que no lo haría y acabó encarcelado.

Por último, el activista cuya cita aparece en la agenda es Alex Comfort, más conocido como el Dr. Sexo. Desgraciadamente para él, este científico y médico británico no ha pasado a la historia por su objeción de conciencia en la Segunda Guerra Mundial, ni por su activismo antinuclear o su pacifismo. Ni siquiera por sus aportaciones a la gerontología, de la que era experto. No, Alex Comfort es mundialmente conocido por su manual sexológico ilustrado, traducido al español en su última edición como El placer del sexo. Publicado en 1972, fue un auténtico bombazo en ventas y se considera uno de los textos fundacionales de la revolución sexual (y, entonces, el vínculo establecido entre la lucha por el desarme nuclear, la revolución sexual y el pacifismo cobra todo el sentido del mundo, ¿verdad?).