lunes, 19 de febrero de 2018

Ese problema sin nombre (19 de febrero de 1963)

Durante muchos años, el problema permaneció soterrado, tácito, en las mentes de las estadounidenses. Se trataba de una extraña agitación, una insatisfacción, un anhelo del que las mujeres eran víctimas a mediados del siglo XX en Estados Unidos. Todas las amas de casa residentes en el extrarradio se enfrentaban a ello en soledad. Mientras hacían las camas o iban al supermercado, temían hacerse incluso a sí mismas aquella pregunta acallada.
Is this all?



Betty Friedan, psicóloga y esposa alienada, decidió escribir un tratado psicológico sobre la insatisfacción de las amas de casa de los cincuenta y los sesenta por haber sido encerradas en las supuestas jaulas de oro que constituían sus hogares, sus familias y sus hijos y haber sido borradas del mapa en todo lo demás. No sospechaba que su libro, La mística de la feminidad, se convertiría en el texto fundacional de la segunda ola del feminismo.



Como suele suceder, se encontró con una reacción furibunda por parte de los medios de comunicación, esos mismos medios trufados de imágenes pretendidamente idílicas de jóvenes pulcras y aseadas, encaramadas a unos finos tacones, con vestidos color pastel de falda almidonada, perfectas permanentes sin un solo cabello fuera de lugar y perlas nacaradas en los lóbulos de sus tersas orejas, cocinando elaborados platos y ocupándose sin un solo fallo de sus familias numerosas. En contraposición, ya entonces empezaron a explotar en el imaginario colectivo la imagen de la feminista fea o enfadada tirando de fotografías de Friedan ceñuda en las manifestaciones feministas multitudinarias que encabezaba.



Lo aterrador de las conclusiones extraídas por Friedan es lo actuales que resultan en muchos sentidos. Salvando las distancias que nos separan de las amas de casa norteamericanas desesperadas de los cincuenta, no hay más que fijarse en las mujeres de nuestro entorno más cercano (tal y como hizo Friedan entonces) para comprender que muchos de los problemas a los que ella no les ponía nombre pero sí cara siguen desgraciadamente vivos.



Friedan no solo publicó La mística de la feminidad (en español publicada por Cátedra y traducido por Magalí Martínez Solimán), sino que fue cofundadora de importantes organizaciones y protestas feministas que hicieron presión sobre los organismos políticos: la National Organization for Women (NOW), la Women’s Strike for Equality y la National Association for the Repeal of Abortion Laws.

A su libro más famoso le siguieron otros cinco más, entre ellos, una autobiografía, titulada Mi vida hasta ahora (publicada también por Cátedra y traducida por Magalí también) y otro libro titulado La fuente de la edad (publicado por Planeta con traducción de Soledad Silio).

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