domingo, 11 de febrero de 2018

Emma y Margaret (11 de febrero de 1916)

Margaret Sanger
Fuente: Famous Biographies

Emma Goldman
Fuente: Rebel Notes


Esta efeméride, añadida después de la traducción de la agenda Verso, reúne a dos mujeres fascinantes y es muy propio verlas juntas en esta agenda poblada por resistentes. La aparición en la agenda Verso de Emma Goldman, conocida anarquista feminista, tiene lugar un poquito más adelante, en junio, con motivo de su nacimiento, así que seguramente me guardaré la información que recopilé en su momento sobre ella para entonces (de hecho, ella fue el primer personaje sobre el que traté de escribir ficción el año pasado… A lo mejor, si llego hasta entonces, ¡hasta pongo aquí lo que escribí, aunque no tenga mucho que ver con el resto de entradas!).

Aprovechemos, pues, el encuentro de estas dos fuerzas de la naturaleza para hablar de Margaret Sanger, una feminista en el sentido más moderno de la palabra, que puede considerarse la madre del sistema de Planificación Familiar en Estados Unidos y una de las impulsoras de la píldora anticonceptiva. La historia de Margaret es la de muchas familias de inmigrantes recién llegadas al nuevo mundo durante la segunda mitad del siglo XIX: sus padres, devotos católicos irlandeses, tuvieron once hijos y perdieron otros siete. Su madre, Ann Purcell Higgins, falleció de tuberculosis a los 49 años después de haber pasado por 18 embarazos en un periodo de 22 años.

Nacida en 1879, la pequeña Margaret, sexta de sus once hermanos, ya con ocho años asistió en el parto de sus hermanos menores, lo que la hizo conocer de primera mano los secretos de la salud sexual y reproductiva femenina y sufrió en sus propias carnes la problemática social derivada del desconocimiento de las mujeres de sus propios cuerpos y la falta de acceso a métodos anticonceptivos.
Sus hermanas mayores ahorraron para que ella estudiara medicina, pero conoció al arquitecto William Sanger, dejó los estudios y se casó con él, aunque sí que obtuvo un título de enfermera. Los Sanger se mudaron a las afueras de Nueva York y Margaret tuvo tres hijos y padeció varios ataques de tuberculosis. Después de que su casa ardiera, Margaret convenció a la familia de que se mudaran a la ciudad y allí comenzó a trabajar como enfermera a domicilio, junto con su hermana Ethel Byrne (madre, por cierto, de Olive Byrne, amante y fuente de inspiración tanto del creador de Wonder Woman como de su esposa).

De su trabajo con las mujeres inmigrantes de clase obrera y de su contacto con las élites socialistas y radicales neoyorquinas (allí fue donde conoció a Emma Goldman, que también había trabajado como enfermera y comadrona), se fraguó la ideología radical de Margaret, que abogaba por la educación de mujeres y niñas para atajar el gravísimo problema que suponían los llamados «abortos de callejón» o abortos autoinducidos, de cuyas terribles consecuencias había sido testigo.

Prueba de ello es un panfleto escrito por Sanger dos años después del mencionado en la agenda (¡parece increíble pensar que todo aquello pasara hace un siglo ya!). Este folleto es una guía sorprendentemente moderna sobre reproducción humana, pensada para acabar con la ignorancia de las mujeres que se embarazaban una y otra vez sin saber siquiera cómo. 

En aquel entonces, se perseguía y encarcelaba a todos aquellos que distribuían información de esta índole, prohibida por la ley Comstock en contra de obscenidades e inmoralidades. Goldman fue detenida dos veces por contravenir dicha ley por hablar del aborto en público o distribuir información sobre el control de natalidad. A pesar de que la apoyaron numerosos escritores e intelectuales, fue condenada a una multa de 100 dólares o a 15 días de trabajos forzados. Optó por esto último.

Volviendo a Margaret, Emma y ella en algún momento se enemistaron, porque Margaret estaba mucho más centrada en la lucha por el control de la natalidad, mientras que Emma tenía un enfoque radical más amplio, y consideraba que este no era sino uno de los problemas que las clases trabajadoras tenían. Margaret siguió con sus actividades: después de algunos años exiliada en Inglaterra, regresó a Nueva York y abrió en 1916 la primera clínica de planificación familiar, donde se distribuían diafragmas ilegales importados de Canadá.

Tras la Segunda Guerra Mundial, Margaret efectivamente moderó sus posturas políticas con el objetivo de conseguir financiación para crear un plan estable de control de la natalidad a escala nacional. En 1921, fundó la Liga Estadounidense para el Control de la Natalidad y se dedicó a dar charlas de educación sexual por todo el país.

Durante aquella época también dedicó no pocos esfuerzos por extender sus actividades no solo a las comunidades de mujeres trabajadoras y de clase media de origen europeo, sino que trabajó codo con codo con los líderes más destacados de la comunidad afroamericana, cuya problemática en cuanto a la planificación familiar era aún peor, si cabe, que en las comunidades blancas, por la falta de recursos, el hacinamiento y el analfabetismo. Sanger reunió fondos para abrir la primera clínica de planificación familiar en Harlem e insistió en la importancia de formar a personal negro, porque las mujeres se fiaban más de ellos que de los médicos y enfermeras blancos. Sus esfuerzos por incluir entre las filas de su organización a ministros negros para que se adhirieran a la causa y convencieran a sus feligresas de la importancia de los anticonceptivos y la planificación familiar es utilizado todavía hoy por los grupos radicales antiabortistas para crear en torno a la figura de Sanger una especie de absurda mancha en su historial, acusándola de querer exterminar a los negros a través de abortos en masa (¡irónico es que sean precisamente los grupos de extrema derecha los que sientan ese repentino interés por las vidas negras!).
Margaret, sin embargo, creía fervientemente en la dignidad de todas las personas independientemente del color de su piel y, en un alarde de modernidad sin precedentes, pensaba que el verdadero progreso en materia de planificación familiar (¡y de todo lo demás!) estaba forzosamente ligado a la educación y al cambio de paradigma de la supremacía de los varones blancos.

Estaba convencida de que la libertad de la mujer pasaba indefectiblemente por el control de su cuerpo y por que fueran ellas las que tuvieran la última palabra sobre cuándo y cómo tener a sus hijos. Si eso significaba que nacieran menos niños, (¡o ninguno!, como sugirió en Europa tras la Segunda Guerra Mundial), ella lo tenía claro: que hubiera menos, pero que vivieran mejor.

Si os apetece seguir ahondando en la vida de estas dos extraordinarias mujeres, aquí podéis echarle un vistazo a una entrevista conjunta que les hicieron a sus dos biógrafas en 2011: Jean Baker (Margaret Sanger: A Life of Passion) y Vivian Gornick (Emma Goldman: Revolution as a Way of Life).

Si queréis investigar más sobre Olive Byrne, la sobrina de Margaret, os recomiendo:

1) Wonder Woman: el feminismo como superpoder de Elisa McCausland también publicado por Errata Naturae.

2) The Secret History of Wonder Woman de Jill Lepore (de donde he sacado muchos de los datos biográficos de Margaret que os he contado aquí).

3) Además, el año pasado se estrenó una película, Professor Marston and the Wonder Women, que recrea el trío amoroso de William Moulton Marston con Olive y su mujer.

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