Las protagonistas de las efemérides que abren y cierran esta semana la agenda La resistencia son dos poetas interesantísimas. Empezamos la semana con Forugh Farrojzad, una de las poetas iraníes más importantes del siglo XX.
Es cierto que la historia de Irán está llena de mujeres creativas y valientes dispuestas a dar la cara (como mi admiradísima Marjane Satrapi, también reconvertida en directora de cine, igual que Farrojzad). Si algo tienen en común las intelectuales iraníes contemporáneas es que admiran a esta joven y expresiva poeta, cuya vida llegó demasiado pronto a su fin.
Forugh, que nació en pleno proceso de occidentalización de su país, provenía de una familia acomodada en Teherán que hizo posible que estudiara. Al acabar sus estudios de corte y confección a los diecisiete años, se enamoró de un primo suyo quince años mayor que ella y se casó con él, en contra de la voluntad de su familia. Un año después, dio a luz a su único hijo. Su sed de independencia y sus ideas modernas crearon fisuras en su matrimonio y, poco tiempo después, Forugh se divorció de su marido y perdió la custodia de su hijo, al que no volvió a ver nunca más.
Después de aquel terrible golpe en su vida, Forugh regresó a Teherán y comenzó a escribir poesía. Su primer poemario, Asir (Cautiva), le valió la animadversión de los críticos y el desprecio de la opinión pública, que no veía en aquella poesía revolucionaria e iconoclasta más que provocación. Unos meses después de la publicación del libro, Forugh sufrió una crisis nerviosa y tuvo que ser hospitalizada en una clínica psiquiátrica.
Durante el año siguiente, pasó nueve meses viajando por Europa y publicó su segundo poemario, Divar (El muro), dedicado a su marido. Dos años después, publicó su tercer poemario, Esian (Rebelión).
Poco tiempo después, a su vuelta en Irán, conoció al que sería su pareja sentimental hasta su muerte, el cineasta iraní Ebrahim Golestan (la relación entre ambos también fue un escándalo). Dos años más tarde, Forugh dirigió su corto más conocido, La casa negra, que recibió el reconocimiento internacional. A continuación, podéis verlo con subtítulos en inglés y francés:
Durante aquella época, Bertolucci se interesó mucho por ella y la entrevistó en Teherán, tras lo cual, decidió hacer un documental sobre ella. Aquí podéis ver un pequeñísimo extracto de la entrevista:
Su cuarto poemario, publicado en 1964, Tavallodi Digar (En otro amanecer) contiene poemas más maduros, con un estilo más depurado que, definitivamente, la consagró como poeta.
Finalmente, mientras su quinto poemario estaba en imprenta, el 14 de febrero, con tan solo 32 años y cuando estaba en la cima de su creatividad, Forough volvía conduciendo su jeep por la carretera después de visitar a su madre y tuvo que desviarse para evitar un vehículo que circulaba en sentido contrario, lo que hizo que se chocara contra un muro. Salió despedida del vehículo y, posteriormente, falleció por las heridas que se había hecho en la cabeza.
Durante mucho tiempo, ha habido rumores de que el accidente fue provocado. Después de la revolución islámica, sus poemas fueron prohibidos durante más de diez años.
El siguiente no es el poema que se menciona en la agenda (el que se cita es este, que no he encontrado traducido al español), pero me ha parecido que este otro tiene también mucho que ver con el tema que nos ocupa:
La rebelión
No me impongas el silencio
Tengo una historia para contar
Quítame esta cadena de los pies
Mi corazón es agitado por una pasión
Ven, hombre, egoísta, ven
Abre las rejas de esta jaula
Me hiciste prisionera de por vida
Libérame para mi último soplo
Soy ese pájaro
Que desde hace tiempo sueña el vuelo
Mi canto se hizo suspiro
En mi pesado corazón
Mis días huyeron en lamentos
No me impongas el silencio
Debo revelar mi secreto
Hacer oír a todo el mundo
El eco fulminante de mi poema
Ven a abrir la reja, para que vuele
Al cielo límpido de la poesía
Si me dejas volar
Seré una flor
En el jardín de la poesía
Mis labios se impregnan del azúcar de tu beso
Mi cuerpo retiene el olor de tu cuerpo
Mi mirada arroja sus chispas contenidas
Y mi corazón canta su dolor sangriento
Hombre egoísta
No digas
Tu poesía es una vergüenza
El espacio de una jaula es estrecho
Para el alma tomada de pasión
No digas que mi poesía es sólo pecado
Dame el vino de este pecado y esta vergüenza
Te dejaré el paraíso
Sus vírgenes y sus fuentes
Alójame en un rincón del infierno
Un libro, un lugar tranquilo, un poema, un silencio
Bastan para embriagarme de vida
Ninguna pena si el paraíso se me escapa
Otro también eterno habita mi corazón
Una noche que la luna danzaba despacio
En medio del cielo
Dormías y yo excitada con todos mis deseos
Tomé su cuerpo en mis manos
El viento del alba me daba mil besos
Y mil besos di al sol
Una noche en la prisión donde eras el guardián
Un beso hizo temblar mi existencia
Hombre, detén esta fábula del honor
La vergüenza me colmó de un placer delirante
El dios que me dotó de un corazón de poeta
Sabrá perdonarme
Ábreme la puerta
Para que me escape por el cielo límpido
Déjame volar
Y seré una flor en el jardín de la poesía
En el siguiente enlace encontraréis una biografía suya y este y otros poemas.
Por último, si os apetece escucharla a ella misma recitando su poesía, aquí la tenéis recitando La conquista del jardín:
El año pasado, con motivo del 50 aniversario de su muerte, Hassan Fayyad dirigió un documental sobre ella titulado Forough Farrokhzad: A Journey Along the Line of Time.
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