Marx y Engels con las tres hijas supervivientes del primero: Jenny Caroline, Jenny Laura y Jenny Eleanor |
No solo el fantasma del comunismo recorrió Europa cuando se publicó el Manifiesto comunista: aquellos que lo redactaron fueron expulsados, deportados y perseguidos por sus ideas, se vieron obligados a recorrer Europa de uno a otro lado, y, como resultado, pasaron mucha necesidad y diversas penurias por mantenerse fieles a sus ideales.
Seis años antes, en 1842, tras haber finalizado sus estudios de filosofía, Karl Marx era director de una pequeña publicación radical en Colonia llamada Rheinische Zeitung. Friedrisch Engels, un joven proveniente de una acaudalada familia que había hecho fortuna con la industria textil, pero que renegaba de las actividades de su familia, no paraba de enviar artículos para publicarlos en la gaceta. En otoño de ese año, su padre decidió enviarlo a Mánchester para que allí aprendiera el oficio familiar y alejarlo de Alemania y los jóvenes radicales con los que se codeaba. Engels hizo una parada en Colonia para visitar a Marx, pero este desconfiaba del joven Engels, que, además, acababa de terminar su servicio militar, pues pensaba que podía tratarse de un espía de la policía.
Un año después, Marx contrajo matrimonio con su prometida desde hacía siete años, Jenny von Westphalen, una amiga de la infancia e hija de un aristócrata que vivía en la vecindad de los Marx y que constituiría la tercera pieza fundamental en la elaboración del Manifiesto comunista (aunque, como ya estamos acostumbrados a la llamativa ausencia de nombres femeninos en la historia, el suyo tampoco ha trascendido ni se le ha concedido el más mínimo reconocimiento por su labor). Jenny renunció a su clase social por casarse con Karl, a quien acompañaría a lo largo de toda su actividad política e intelectual. Ella se encargaba de pasar a limpio los manuscritos de letra infernal de su marido.
Tras el cierre del periódico impuesto por instancias gubernamentales, Jenny y Karl se trasladaron a París, donde Karl comenzaría a colaborar con otro periódico radical dirigido por Arnold Huge, otro revolucionario socialista alemán. Jenny viajó embarazada de su primera hija, Jenny Caroline. En París, Marx volvió a encontrarse con Engels, pero esta vez en términos amistosos: Marx se deshizo de sus prejuicios iniciales y comprendió que Engels y él estaban desarrollando una línea de pensamiento muy parecida y, a partir de entonces, comenzaron a escribir juntos.
La segunda hija de los Marx, Jenny Laura, nació en Bruselas, donde Karl y Jenny fueron expulsados después de que el gobierno alemán enviara un edicto al gobierno francés. Fue allí donde Marx y Engels entraron en contacto con la Liga de los Justos, que posteriormente se convertiría en la Liga de los Comunistas. Esta agrupación comprendió la gran importancia del pensamiento filosófico que los dos alemanes estaban desarrollando y les pidieron que redactaran un manifiesto que trazara sus ideas.
Tras su expulsión de Bélgica, los Marx hicieron el camino de vuelta, pasando por París y terminando en Colonia, de donde fueron desterrados nuevamente. Como consecuencia, en 1849, toda la familia acabó en Londres. Desde su llegada hasta 1856, Karl, Jenny y sus cuatro hijos (el último un recién nacido) se alojaron en un cochambroso apartamento en el Soho y vivieron aquellos siete primeros años sumidos en la pobreza más extrema (como única fuente de ingresos, recibían dinero regularmente de Engels, que todavía estaba empleado en el negocio familiar). Como consecuencia de sus terribles condiciones de vida, fallecieron tres de los entonces cinco hijos de los Marx. Solamente sobrevivirían las dos hijas mayores, Jenny Caroline y Jenny Laura (ambas dos se dedicarían en su vida adulta al activismo socialista) y la sexta niña, Jenny Eleanor, que nació un año antes de que los Marx recibieran la herencia de la madre de Jenny, pudiendo trasladarse a una casa más grande y cómoda a las afueras de Londres. Engels seguiría proporcionándoles manutención durante todo el tiempo.
Marx siguió dedicado a la redacción de sus escritos, en particular de El capital, aunque solo vería publicado el primer tomo (los siguientes serían publicados tras la revisión y corrección de los manuscritos por parte de Engels). Jenny falleció de cáncer de hígado con 67 años el 2 de diciembre de 1881. Karl no se recuperó de su pérdida: poco después del fallecimiento de Jenny, contrajo una gripe que degeneró en bronquitis y pleuresía y falleció quince meses después que ella, el 14 de marzo de 1883.
Si os interesa leer más sobre las tres hijas de Karl y Jenny, la primera murió de cáncer de vejiga a los 38 años, la segunda se suicidó en un pacto con su marido y la tercera también se suicidó tras un desengaño amoroso, en 1982. Olga Meier editó una recopilación de sus cartas titulada The daughters of Karl Marx: Family Correspondence 1866-1898.
Claro, también os preguntaréis por qué nadie ha hecho una película con toda esta historia que casi parece un folletín: el mes pasado se estrenó una película alemana dirigida por Raoul Peck y titulada El joven Karl Marx que parece, al menos, estar teniendo una distribución bastante amplia (eso sí, todos muy guapos, delgados y de muy buen parecer).
Si os interesa escuchar el Manifiesto Comunista, aquí tenéis un par de audiolibros tanto en inglés como en alemán:
El Manifiesto comunista no fue traducido al español hasta 1872, veinticuatro años después de su aparición en alemán. De la traducción se encargó el periodista malagueño José Mesa Leompart. Una de las últimas versiones es esta hermosura publicada por Nórdica con traducción de Jacobo Muñoz e ilustraciones de Fernando Vicente.
Si tenéis curiosidad por saber más acerca de las traducciones del Manifiesto comunista, aquí y aquí mi colega David Paradela López lo explica estupendamente.
El manifiesto comunista de Nórdica libros |
Hija, pues no sabía ni la mitad,¡qué digo, la mitad! básicamente nada de la vida de esta familia. Salvo que Marx escribió el manifiesto y ahora me entero de que lo hizo junto con su esposa. Voy a mirar la edición que tengo por si la nombran.
ResponderEliminarY mil gracias por los audios.