José Martí Biografías y vidas |
José Martí no tenía más que diecisiete años cuando lo detuvieron por conspirar contra el gobierno español que dominaba su Cuba natal. Primero lo encarcelaron y, posteriormente, lo condenaron a la deportación a España. Durante los veinte años siguientes, Martí se formaría en su exilio en España, Francia, México y Estados Unidos, reforzando sus incipientes ideas revolucionarias.
Firmemente
convencido de que la independencia de Cuba sería la base para la liberación de
otros territorios americanos, Martí fundó en 1891 en Nueva York el Partido
Revolucionario Cubano, con la intención de iniciar la revolución definitiva en
su isla, que terminara con la dominación española y evitara nuevas expansiones,
tanto por parte de España como de Estados Unidos. Durante aquella época también
fue prolífica su producción tanto literaria como periodística, y se le
considera uno de los precursores del Modernismo americano.
Y, sin
embargo, aunque él fuera uno de los principales ideólogos del alzamiento, Martí
no estaba preparado para participar en la contienda. Su salud era débil: padecía
de sarcoidosis, que le producía dolencias de todo tipo. Aun así, quiso
participar en una de las primeras incursiones en la isla en mayo de 1895, con
tan mala suerte que se separó de las fuerzas independentistas cubanas y fue a
parar ante un grupo de españoles que lo abatieron a tiros.
A él
pertenecen los primeros versos de la famosísima Guantanamera, a la que le
pondría música posteriormente el cantante Joseíto Fernández casi un siglo
después. El poema del que provienen lo escribió Martí en 1891, cuatro años
antes de morir, y se titula Versos sencillos.
Aquí está la primera parte:
I
Yo soy un hombre sincero
De donde crece la palma.
Y antes de morirme quiero
Echar mis versos del alma.
De donde crece la palma.
Y antes de morirme quiero
Echar mis versos del alma.
Yo vengo de todas partes,
Y hacia todas partes voy:
Arte soy entre las artes,
En los montes, monte soy.
Y hacia todas partes voy:
Arte soy entre las artes,
En los montes, monte soy.
Yo sé los nombres extraños
De las yerbas y las flores,
Y de mortales engaños,
Y de sublimes dolores.
De las yerbas y las flores,
Y de mortales engaños,
Y de sublimes dolores.
Yo he visto en la noche oscura
Llover sobre mi cabeza
Los rayos de lumbre pura
De la divina belleza.
Llover sobre mi cabeza
Los rayos de lumbre pura
De la divina belleza.
Alas nacer vi en los hombros
De las mujeres hermosas:
Y salir de los escombros,
Volando las mariposas.
De las mujeres hermosas:
Y salir de los escombros,
Volando las mariposas.
He visto vivir a un hombre
Con el puñal al costado,
Sin decir jamás el nombre
De aquélla que lo ha matado.
Con el puñal al costado,
Sin decir jamás el nombre
De aquélla que lo ha matado.
Rápida como un reflejo,
Dos veces vi el alma, dos:
Cuando murió el pobre viejo,
Cuando ella me dijo adiós.
Dos veces vi el alma, dos:
Cuando murió el pobre viejo,
Cuando ella me dijo adiós.
Temblé una vez -en la reja,
A la entrada de la viña,-
Cuando la bárbara abeja
Picó en la frente a mi niña.
A la entrada de la viña,-
Cuando la bárbara abeja
Picó en la frente a mi niña.
Gocé una vez, de tal suerte
Que gocé cual nunca: cuando
La sentencia de mi muerte
Leyó el alcalde llorando.
Que gocé cual nunca: cuando
La sentencia de mi muerte
Leyó el alcalde llorando.
Oigo un suspiro, a través
De las tierras y la mar,
Y no es un suspiro. –es
Que mi hijo va a despertar.
De las tierras y la mar,
Y no es un suspiro. –es
Que mi hijo va a despertar.
Si dicen que del joyero
Tome la joya mejor,
Tomo a un amigo sincero
Y pongo a un lado el amor.
Tome la joya mejor,
Tomo a un amigo sincero
Y pongo a un lado el amor.
Yo he visto al águila herida
Volar al azul sereno,
Y morir en su guarida
La víbora del veneno.
Volar al azul sereno,
Y morir en su guarida
La víbora del veneno.
Yo sé bien que cuando el mundo
Cede, lívido, al descanso,
Sobre el silencio profundo
Murmura el arroyo manso.
Cede, lívido, al descanso,
Sobre el silencio profundo
Murmura el arroyo manso.
Yo he puesto la mano osada
De horror y júbilo yerta,
Sobre la estrella apagada
Que cayó frente a mi puerta.
De horror y júbilo yerta,
Sobre la estrella apagada
Que cayó frente a mi puerta.
Oculto en mi pecho bravo
La pena que me lo hiere:
El hijo de un pueblo esclavo
Vive por él, calla y muere.
La pena que me lo hiere:
El hijo de un pueblo esclavo
Vive por él, calla y muere.
Todo es hermoso y constante,
Todo es música y razón,
Y todo, como el diamante,
Antes que luz es carbón.
Todo es música y razón,
Y todo, como el diamante,
Antes que luz es carbón.
Yo sé que el necio se entierra
Con gran lujo y con gran llanto, -
Y que no hay fruta en la tierra
Como la del camposanto.
Con gran lujo y con gran llanto, -
Y que no hay fruta en la tierra
Como la del camposanto.
Callo, y entiendo, y me quito
La pompa del rimador:
Cuelgo de un árbol marchito
Mi muceta de doctor.
La pompa del rimador:
Cuelgo de un árbol marchito
Mi muceta de doctor.
La versión de
Guantanamera incluida en la lista de Spotify de la agenda es de Compay Segundo,
pero parece ser que la canción la popularizó enormemente (y a pesar de su
terrible acento español) Pete Seeger (¿quién si no?): en la siguiente grabación
se oye su versión, precedida de una pequeña introducción en la que habla de
Martí, con esa voz hermosa y sincera suya.
En la agenda, sin embargo, está
incluida la cita de otro texto en prosa, titulado Nuestra América (texto
completo aquí):
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