sábado, 27 de enero de 2018

Maiakovski, un poeta revolucionario (27 de enero de 1924)

Funeral de Lenin de Isaac Brodsky
Fuente: www.nyelbiran.com

Esta es otra de esas efemérides desaparecidas de la agenda. Con motivo de la celebración del funeral de Lenin en la Plaza Roja, el poeta revolucionario Vladimir Maiakovski, que seis años después se suicidaría pegándose un tiro en el corazón, se inspiró para escribir un poema conmemorando la vida del líder y, precisamente, lo tituló Vladimir Ilich Lenin. 

Una de las dificultades por mi parte es que, como no sé ruso, no tuve manera de comparar el original en ruso con el pequeño fragmento del poema que aparece en la agenda Verso en inglés. 
Con sólo engullir,
dormitar
y embolsarse la pasta,
el capitalismo
se ha vuelto vago y débil.

He encontrado varias versiones del poema, pero ninguna incluye este fragmento, lo que me hace pensar que quizá pertenezca a otro poema de Maiakovski. Aquí podéis leer algunos de sus poemas en inglés y, a continuación, os copio otro poema traducido al español también dedicado a Lenin (no se cita al traductor), escrito cinco años después de su muerte (proviene de aquí).

Conversación con el camarada Lenin 
Con tropel de asuntos y maraña de hechos,
el día poco a poco a la sombra se fue.
Dos en la habitación, Lenin y yo:
fotografía en la blanca pared.
La boca en tensión de discurso,
los bigotes se adelantan enhiestos;
en las arrugas de la frente se condensa
el pensamiento humano,
en inmensa frente, inmenso pensamiento.
Es seguro, ante Lenin desfilan miles de personas…
Bosques de banderas, hierbazal de brazos…
Me alzo de la silla con radiante júbilo.
¡Quisiera uno ir, saludar, informar!
“Camarada Lenin, le informo,
no por deber, sí por afán del alma.                        
Camarada Lenin, un trabajo infernal se está realizando, se realiza ya.
Damos la luz, vestimos a pobres y desnudos,
crece la extracción de carbón y mineral.
Y a la vez, junto a esto,
cuánta, cuánta
soez y cuánta necedad.
Te cansas de defenderte,
de andar a dentelladas.
Muchos sin usted
de la mano se fueron.
Cuántos infames
de todas las calañas andan por nuestra tierra
y en torno a nuestro suelo.
No se puede ni contar lo que son ni motejarlos.
Toda una cadena de tipos se extiende.
Kulaks y burócratas, adulones,
sectarios y borrachos
van, orgullosos, el pecho abombado,
con estilográficas e insignias a montones.
Nosotros, a todos,
sin duda, los aplastaremos.
Mas aplastar
a todos es siempre difícil.
¡Camarada Lenin,
en las humeantes fábricas, en la tierra
cubierta de nieves y de trigos,
camarada,
con vuestro corazón y vuestro nombre
pensamos, respiramos, luchamos y vivimos!”
Con tropel de asuntos y maraña de hechos,
el día poco a poco a la sombra se fue.
Dos en la habitación, Lenin y yo:
fotografía en la blanca pared.

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