miércoles, 23 de julio de 2008

La odisea médica

Cuando llegué a Madrid, mi padre había pedido cita para traumatología, pero me habían dado para una semana después, tiempo que no podía esperar sin saber si tenía algo roto, así que esto fue lo que hicimos:


1º Ir a Urgencias en la Clínica Virgen del Mar. Fue bastante rápido, porque ni siquiera me reconocieron. La médico leyó detenidamente el informe de los suizos (que una servidora había traducido, aquí, con sus manitas) y me mandó una resonancia magnética y me extendió una receta para más inyecciones de heparina (y yo que me hacía ilusiones de que no me recetarían más...). Luego resultó que las inyecciones que me había recetado eran gordísimas (de 60 mg en lugar de 20 mg, que eran las que me había estado poniendo hasta entonces) y no he llegado a ponérmelas, ¡ahí ya sí que me daba aprensión pincharme esos peaso de cilindros!

2º Como ya os dije en el post anterior, mi padre que es muy efectivo, sabía dónde había que ir para que me hicieran rápidamente la RMN, así que ese mismo día, después de urgencias, fuimos a pedir cita a Nuestra Señora del Rosario. Dio la casualidad de que tenían un hueco al día siguiente y allá que nos fuimos.

Pues eso, al día siguiente después de esperar un montón, me metieron en el tubo de la resonancia. Dio la casualidad de que me fui en chándal, así que no tuve ni que desvestirme (sólo quitarme el sujetador, las gafas y la férula, que eso sí que tiene metal). Sólo me habían hecho antes una resonancia cervical, cuando tenía 12 años, y tengo que reconocer que preferí ésta, porque te meten con los pies hacia el fondo del agujero y aunque la cabeza también la tienes metida dentro del tubo, no resulta tan claustrofóbico como al revés.

3º A la semana siguiente (para que os situéis, fue un par de días después de que terminara la Eurocopa) yo estaba bastante desanimada, porque durante el fin de semana me había estado doliendo bastante... Ya me estaba viendo con el menisco roto y todo lo que eso significaba... El martes tocaba despedir a mi hermana Ana, que se iba a Irlanda, y antes pasamos a recoger los resultados de la resonancia (son chulas las fotos ¿verdad? me dieron un CD con todas dentro, "¡directas al blog!", eso fue lo primero que pensé). Por fin me enteré de las buenas noticias: ¡ni meniscos ni ligamentos rotos! Literalmente:

Áreas de contusión ósea en el margen posterior de la meseta tibial interna y en el margen anterior del cóndilo femoral externo.
Esguince grado II del ligamento colateral interno.


4º Después de que los demás se fueran al aeropuerto a acompañar a Ana, me quedé sola en la consulta del traumatólogo (tenía cita esa tarde). Y claro, tuve que toparme con el típico traumatólogo que da miedo: un señor mayor con unos brazos musculosos y peludos (se mire por donde se mire, eso da miedo, sobre todo si tienes un esguince de rodilla). Aquí sí, aquí me tocó quitarme la férula enseñarle la rodilla al matasanos y el tío ni corto ni perezoso me la trató de estirar y me la dobló a saco... ¡¡¡¡Ayyysss!!! ¡¡Qué dolor!! Hombre, yo la verdad es que no reaccioné demasiado bien, porque estaba más pendiente de ver dónde ponía las manitas el buen señor que de hacer lo que me pedía. Conclusión: "Guapa, no tienes ná, quítate ya la cosa ésa y sal corriendo de aquí".

5º Mmmm, después de aquéllo, no las tenía todas conmigo. Quiero decir: estaba contenta porque no tenía nada roto, pero yo no me veía echándome a correr, pa que vamos a engañarnos. Durante aquella tarde lo estuve pensando y al día siguiente, pedí cita con un traumatólogo de aquí del barrio, en la Clínica Carpetana, a la que llego andando, con muletas y todo.

Este segundo traumatólogo me vino a decir lo mismo que el primero, pero echó mejor las cuentas y me dijo que tenía que reposar un poco más: no era necesario que me echara a correr inmediatamente (todo se andará, nunca mejor dicho), mientras tanto tenía que ir a ver al médico rehabilitador.

6º Total que ya, a la semana siguiente, me fui a ver a un médico rehabilitador en Acacias (otro de estos especímenes de brazos musculosos recubiertos de vello... ¡Horreur!) que me reconoció la rodilla a distancia (me decía "mueve esto, levanta aquello"), cosa que agradecí, porque no me hubiera gustado que me pusiera la mano encima: será que soy rara, pero no me mola nada esto de que los médicos (de brazos peludos y musculosos) pretendan moverme la pierna cuando ni yo misma puedo.

Este rehabilitador me dijo lo que ya me habían dicho todos los anteriores: que tenía que ponerme con la rehabilitación, que el cuádriceps derecho lo tenía muy atrofiado de no haberlo movido en tanto tiempo y hala, arreando que es gerundio. A la consulta de éste tengo que volver cuando termine la rehabilitación... A ver si hay suerte y no me manda más sesiones...

7º Y finalmente, logré apuntarme a rehabilitación en la Clínica Carpetana, y tengo la suerte de que el servicio de rehabilitación me queda a cinco minutos de casa, ¡está al final de la calle! Pero probablemente, mis pupas en rehabilitación os las cuente en el siguiente post...


[Fotos:1) Una mesa de RMN muy parecida a donde me pusieron a mí, 2) Foto de jeringuillas de heparina, cortesía de atyourcervix.blogspot.com, 3), 4), 5), 6) y 7) Diferentes tomas de la RMN, de mi rodilla del CD que me regalaron... No sé si puedo daros más detalles: voy a mirarlo de nuevo en el CD y si encuentro algo más, lo pongo].


5 comentarios:

  1. Que pena no saber de estas cosas para ver que es lo que hay en las radiografías... cualquier manchita parece algo, pero que vá...

    Bueno, tampoco ha sido tanta odisea, mujer! Si te hubiesen tenido que hacer una artroscopia, pues ya habría sido un poco más chungo. Además, has ido por Sanitas. "Odisea" habría sido haber hecho esto por la pública en la Comunidad de Madrid. Esa Comunidad que, como dice Aguirre-Goebbles, tiene los mejores servicios públicos DE EUROPA. Casi nada.

    ResponderEliminar
  2. Es una pena que los españoles en general seamos tan incultos y tan poco viajados como para no poder rebatir al del Astracán.
    Molan mucho las fotos de tu resonancia. Miguel algún día sabrá interpretarlas y ya te dará un diagnostico, pero tu ve haciendo la rehabilitación porque creo que no te merece la pena esperar, jeje.

    P.D.- El pelo de Gallardón parece una abrigo de astracán de abuela del barrio Salamanca.

    ResponderEliminar
  3. Bueno Ruth, no es Gallardón al que yo me refería, ese no tiene competencias de Sanidad ni de casi ná.

    Los físicos en hospitales tienen un peligro mortal. No será el primer médico que se queja de que algún radiofísico intenta decirle que es lo que tiene que hacer (y con argumentos, claro).

    ResponderEliminar
  4. Bueno, te haré caso, Ruth, y seguiré con la rehabilitación (jopé, por un lado, me voy acostumbrando, pero por otro, cada día se me hace más cuesta arriba ir...) y cuando Miguel sepa interpretarlas, que me diga a ver si era verdad que todo estaba normal, aunque ahí, en la última foto, se ven como muy difuminaos los ligamentos en los que precisamente tengo el esguince... No sé si significará algo, pero los condenaos duelen, ¡vaya que si duelen!

    Y sí, soy consciente de que la odisea médica se ha resuelto estupendamente, ¡claro que podría haber sido muchísimo peor, yendo por la pública! Pero bueno, tenía que ponerle un punto dramático al post, porque si no, ¡no parecía tan epopéyica la cosa!

    ResponderEliminar
  5. Así que los traumatólogos tienden a ser hombres de edad avanzada con brazos peludos... uhm... curioso detalle.. espero no tener nunca que comprobarlo (aunque recuerdo a un enfermero que me atendió en el hospital de Móstoles, que encajaba perfectamente con esa descripción)

    Pues nada, ya nos contarás como vas con la rehabilitación. Por lo menos te queda cerca... y en fin aunque duela un poquillo al principio todo sea por poder apuntarte a la vuelta en bici del año que viene... (Aunque el post es de hace una semana, a lo mejor ya estás haciendo algunos pinitos)

    Besotes y a recuperarse...

    ResponderEliminar

¡¡¡Vuestros comentarios me hacen muy, pero que muy feliz!!!