Robert Ingersoll y Walt Whitman eran grandes amigos. Cuando este último murió, Ingersoll escribió un hermoso panegírico para el poeta en el que ensalzaba su carácter democrático, su patriotismo, su ecuanimidad y su defensa de los derechos civiles. Decía de él que era el poeta de la vida, del amor y de la naturaleza y terminaba el panegírico con una bellísima descripción de la espera de Whitman ante la llegada de la ineludible muerte.
| Mausoleo de Walt Whitman en el cementerio de Harleigh, en Camden, Nueva Jersey |


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