El domingo pasado fui al cine en compañía de Alfie y el Copépodo, porque el primero me propuso participar en la sección de su blog "Vamos al cine con..." (una servidora, en este caso) para ir a ver Génova, la última película estrenada en España de Michael Winterbottom.
Alfie me eligió, creo que ya tenía ganas, porque Colin Firth coprotagoniza la película con Catherine Keener. Supongo que los que me conocéis, sabéis qué tipo de pasión irracional despierta en mí Colin Firth... Probablemente, los que no sepáis de él, no os lo expliquéis demasiado: seguramente os parezca un actor no especialmente guapo ni especialmente brillante y que ha protagonizado películas (al menos, la estrenadas en España) que no son espectacularmente buenas... Seguramente en todo esto tengáis razón, sobre todo porque sus personajes se ven indefectiblemente influidos por esa aburrida voz de doblaje que le han colocado en español, que nada tiene que ver con su maravillosa y sensual voz natural.
En fin, eulez me echaba en cara que no me he parado a explicar nada sobre mi obsesión por Colin Firth en los comentarios del post + vídeo que ha elaborado Alfie (que me ha encantado, yo, que siempre suelo salir fatal en fotos-vídeos, pues me veo bastante como soy yo, que es de agradecer), uniendo mis comentarios al trailer de la peli... La verdad es que por un momento, pensé en explicarlo, pero me dio miedo estar hablando doscientas horas sobre Mr. Darcy, ¡que tampoco era plan!
¿Y quién es Mr. Darcy? Ah, esto también daría para páginas y páginas y posts y vídeos... Intentaré ser concisa a riesgo de frustrarme. Allá por 1995 (cuando yo no tenía ni pajolera de inglés), Colin Firth protagonizó una miniserie de la BBC que llevaba a la pantalla Pride & Prejudice, la novela cumbre de Jane Austen. El protagonista masculino de la novela es el altivo Mr. Fitzwilliam Darcy, protagonizado por un Colin Firth mucho más joven y con el pelo teñido de oscuro para satisfacer la imaginación de millones de lectores. Sólo puedo decir que la adaptación es maravillosa: todo está cuidado con mimo y precisión y tanto Jennifer Ehle (que es una actriz estupenda) como Colin Firth hacen unos papeles fantásticos.
Dos años después de su estreno, mi amiga Alba pasó el verano en Inglaterra, justamente cuando reponían la serie por la tele. Al verla, se quedó maravillada con aquel Mr. Darcy. Yo la acompañé al verano siguiente y pude ver la versión de Pride & Prejudice de 1940, protagonizada por Laurence Olivier... Tengo que reconocer que enterarme, no me enteré de mucho (mi inglés estaba demasiado verde por aquel entonces), pero ya tenía el germen janeaustiano en mí.
Al volver a España, me costó un poco leer la novela. La empecé un par de veces hasta que finalmente arranqué y cuando por fin lo hice, no pude parar. Le rogué a Alba que me prestara sus VHS (sí que somos viejunas, sí) de la miniserie de la BBC, y en un fin de semana me la vi tres veces seguidas.
Desde entonces (y ya la cosa supera los diez años... OMG!), mi pasión por Mr. Darcy/Colin Firth no ha disminuido un ápice. Ésta es la explicación de que cualquier película en la que él esté tiene un plus para mí... En el fondo, siempre que vamos a verle al cine, es como si buscáramos al Mr. Darcy de 1995 que nos apasionó en su momento y nos sigue apasionando cada vez que lo vemos.
Post dedicado a Alfie y a Alba (¡cómo no!)
Alfie me eligió, creo que ya tenía ganas, porque Colin Firth coprotagoniza la película con Catherine Keener. Supongo que los que me conocéis, sabéis qué tipo de pasión irracional despierta en mí Colin Firth... Probablemente, los que no sepáis de él, no os lo expliquéis demasiado: seguramente os parezca un actor no especialmente guapo ni especialmente brillante y que ha protagonizado películas (al menos, la estrenadas en España) que no son espectacularmente buenas... Seguramente en todo esto tengáis razón, sobre todo porque sus personajes se ven indefectiblemente influidos por esa aburrida voz de doblaje que le han colocado en español, que nada tiene que ver con su maravillosa y sensual voz natural.
En fin, eulez me echaba en cara que no me he parado a explicar nada sobre mi obsesión por Colin Firth en los comentarios del post + vídeo que ha elaborado Alfie (que me ha encantado, yo, que siempre suelo salir fatal en fotos-vídeos, pues me veo bastante como soy yo, que es de agradecer), uniendo mis comentarios al trailer de la peli... La verdad es que por un momento, pensé en explicarlo, pero me dio miedo estar hablando doscientas horas sobre Mr. Darcy, ¡que tampoco era plan!
¿Y quién es Mr. Darcy? Ah, esto también daría para páginas y páginas y posts y vídeos... Intentaré ser concisa a riesgo de frustrarme. Allá por 1995 (cuando yo no tenía ni pajolera de inglés), Colin Firth protagonizó una miniserie de la BBC que llevaba a la pantalla Pride & Prejudice, la novela cumbre de Jane Austen. El protagonista masculino de la novela es el altivo Mr. Fitzwilliam Darcy, protagonizado por un Colin Firth mucho más joven y con el pelo teñido de oscuro para satisfacer la imaginación de millones de lectores. Sólo puedo decir que la adaptación es maravillosa: todo está cuidado con mimo y precisión y tanto Jennifer Ehle (que es una actriz estupenda) como Colin Firth hacen unos papeles fantásticos.
Dos años después de su estreno, mi amiga Alba pasó el verano en Inglaterra, justamente cuando reponían la serie por la tele. Al verla, se quedó maravillada con aquel Mr. Darcy. Yo la acompañé al verano siguiente y pude ver la versión de Pride & Prejudice de 1940, protagonizada por Laurence Olivier... Tengo que reconocer que enterarme, no me enteré de mucho (mi inglés estaba demasiado verde por aquel entonces), pero ya tenía el germen janeaustiano en mí.
Al volver a España, me costó un poco leer la novela. La empecé un par de veces hasta que finalmente arranqué y cuando por fin lo hice, no pude parar. Le rogué a Alba que me prestara sus VHS (sí que somos viejunas, sí) de la miniserie de la BBC, y en un fin de semana me la vi tres veces seguidas.
Desde entonces (y ya la cosa supera los diez años... OMG!), mi pasión por Mr. Darcy/Colin Firth no ha disminuido un ápice. Ésta es la explicación de que cualquier película en la que él esté tiene un plus para mí... En el fondo, siempre que vamos a verle al cine, es como si buscáramos al Mr. Darcy de 1995 que nos apasionó en su momento y nos sigue apasionando cada vez que lo vemos.
Post dedicado a Alfie y a Alba (¡cómo no!)
¡Que acto de contención tan fantástico! ¡Bravo! ¡Has conseguido no escribir una tesis doctoral sobre el amigo CF! Incluso te has atrevido a no explicar que el papel que hace en "El diario de Bridget Jones" es un "remake" del Darcy de Austen... claro que hay infinidad de referencias en el cine y literatura a este papel, sobre todo porque Darcy representa el gran estereotipo de hombre que vuelve locas a la gran parte del género femenino. Es decir: tipo insoportable, engreído y torturado que al final, y gracias a la mujer en cuestión, se redime y se vuelve una maravillosa persona. Y guapo y con dinero, por descontado.
ResponderEliminarJejejeje...
¿Has visto? He sido capaz de no contar lo de Bridget Jones ni tampoco lo de la famosa escena del lago...
ResponderEliminarY si te crees que me vas picar con tu simplista resumen del carácter darciano, te equivocas. Ya lo sabes porque hemos hablado del tema infinidad de veces.
Anyway, ¡me alegro de que te haya gustado mi ejercicio de contención!
Jejeje, no se pica, no ¡Darcy está por encima de cualquier pueril simplificación!
ResponderEliminarXactamente :-))
ResponderEliminarMe has enternecido, mira que este chico es todo un galán, pero de los de a la antigua usanza. Qué grande es. Pues todo se andará, pero te prometo qeu algún día entre todos haremos algo más ambicioso sobre este genial actor inglés, de momento ve a disfrutar del chocolate suizo y a la vuelta hablamos.
ResponderEliminarVeo que mi estimado Euylez es un mister spoiler de tus pensamientos sobre el señor Firth, lo digo por lo de Bridget Jones ;)
Que sepas que ha sido un honor contar con tu enorme paciencia para hacer la sección "vamos al cine con", a ver si un día consigo convencer al señor Eulez, aunque he de reconocer que no sabría que largometraje elegir :P
Video, no me tienes pillado el truco todavía... Además, desengañaté que para salir en un vídeo hay que mostrar la identidad verdadera de la buena y como que eso no lo voy a hacer.
ResponderEliminar¡Ay, ay, ay! ¡Videódromo! ¡Dime qué estás pensando en hacerle a Colin Firth! (algo más ambicioso... Mmmm... Noto que se me acelera el pulso...)
ResponderEliminarNo he tenido que echarle tanta paciencia para participar en tu sección, hombre. De hecho, me lo has puesto todo la mar de fácil...
Aún así, será más sencillo que yo participe de nuevo en "Vamos al cine con" que que convenzas a Eulez, que no quiere ponerle cara a su identidad internaútica. De no ser así, yo elegiría para él la siguiente de Clint Eastwood, pero ya te digo que no creo que consigas convencerle.
Ahora me da pena escribir otros posts, porque Mr. Darcy dejará de ser lo primero que vea cuando abra "Los viajes de Juliver". XD
ResponderEliminarCompartimos debilidad...
ResponderEliminar¡Moooooola, Nata! Siempre mola descubrir a otros obsesionados por Mr. Darcy a los que poder decirles "No, no, no! The green one!" sin que te miren raro!!!!
ResponderEliminar¡Además, sabiendo que tú también eres de las nuestras, te apunto para el próximo maratón pride&prejudiano!
Bueno, ya me estaba haciendo de rogar yo con este post darcyano, pero algunas veces el trabajo obliga…
ResponderEliminarAntes de nada, gracias por la dedicatoria, Julia. Me ha hecho muchísima ilusión. Ni que decir tiene (por si alguien no lo sabe) que yo también soy fanática de Mr. Darcy/Colin Firth, el gran mito en mi repertorio personal de príncipes azules inalcanzables, y me temo que no voy a conseguir contener mi entusiasmo…
Me encanta el comentario de eulez y sí, coincido con Julia en que la cosa no es tan simple como la redención del malo. Aunque el «síndrome de la bella y la bestia» funciona claramente. Pero yo matizaría: es más una cuestión de entrega que de transformación.
Me explico: más que una redención —porque en realidad el chico ya era una joya desde el principio, simplemente tenía que pulir un poco sus modales— lo que resulta increíblemente fascinante es la rendición, la pasión que se desborda: un tío atractivo, poderoso, inteligente y aparentemente frío que después de mucha lucha interna se salta por amor todos sus prejuicios personales y sociales y su orgullo de clase. Que se rinde a sí mismo y le rinde su vida a la mujer de la que está enamorado, y todo ello sin humillarse ni rebajarse (más bien al contrario, cuanto más se rinde, más noble parece y más crece el pedestal en el que Elizabeth —y toda la audiencia femenina— le acaba poniendo). El amor que cambia el mundo. La leche. ¿Quién sería capaz de no enamorarse de un hombre así? El problema es que luego cuesta aprender que eso no le va a pasar a una en la vida real, jajaja (tampoco sería justo para nadie, seguramente). Pero bueno, es lo que tienen los sueños y los mitos.
Por otra parte, la novela está escrita —y la serie lo capta perfectamente— para crear una tensión enorme, y toda esa pasión contenida que amenaza con no resolverse engancha. Y del sentido del humor de Austen, de su crítica social, de ese feminismo incipiente (que tan limpiamente destrozan muchas pelis de Hollywood) que aún no puede llamarse así porque faltan unos años para que aparezcan las primeras feministas, de la brillantez del personaje de Elizabeht Bennet y de tantas otras cosas mejor no hablo, porque el post no iba de eso...
En fin, que «Pride and Prejudice» es una verdadera maravilla y que me inclino ante Austen, ante Mr. Darcy y ante Colin Firth, el mejor Darcy del mundo…
¡Ole, ole y ole! ¡Ya sabía yo que Alba iba a dar en el clavo EN TODO!
ResponderEliminar¡Viva Colin Firth! ¡Viva su Mr. Darcy! ¡Viva, viva!
¡Me apunto fijo!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarDios! Ya son 3 darcianas!!! ¡Dios las cría y ellas se juntan! Me van a invadir la casa! ;)
ResponderEliminarJa! Alba, deja que me ría! Ja! [modo troll on] Bueno, yo solo digo lo de siempre, dejando aparte la "rendición al amor" ¿sería la decisión de Eli la misma si de repente no se diese cuenta de que iba a ser la señora de la mansión que tiene Darcy? No niego que el papel de Darcy tenga su gracia, que sí, que la tiene. Lo que a mi me produce el "Ja!" es la reacción de ella, que definitivamente termina por apreciar a Darcy cuando ve su mansión y piensa: "Jaaar! que campazo verdoso para jugar al furbo con las amigotas" [modo troll off]
En cualquier caso, ese punto tiene mucho mérito por parte de Austen porque deja en el aire la idea de hasta que punto una mujer independiente y adelantada a su tiempo acaba cediendo a las convenciones sociales, haciendo finalmente lo que a toda buena señora de la época le hubiese gustado: pegar un señor braguetazo. A mi modo de ver es una crítica interesante al género femenino desde dentro. Por cierto, que ese tema es MUY actual, véase el rollo que escribí sobre las Superwoman.
Tú siempre estás con lo mismo, pero a mí me parece que vuelves a simplificar las reacciones de Elizabeth.
ResponderEliminarEs cierto que el punto de inflexión de sus afectos por Darcy es precisamente su visita a Pemberley (Mmmm... Siento quitarte la ilusion, pero no creo que estuviera pensando en jugar al fútbol en la pradera de Pemberley), pero la transformación del orgulloso Darcy en un hombre mucho más atractivo comienza antes, primero, en el momento en el que él se declara y segundo cuando le escribe la carta.
Está claro que Darcy está podridamente rico. Y está claro que Elizabeth tiene suerte precisamente porque es el rico el que se fija en ella... Y fíjate tú, que resulta que encima el hombre es buena persona (y encima, descubre que lo es a la par que su maravillosa mansión. Dos en uno, fíjate).
Que no, que no puedes separar lo de que Darcy sea rico de que sea guapo de que sea bueno. ¡Precisamente es que lo tiene todo! Lo que pasa es que eso no significa automáticamente que Elizabeth sea una aprovechada calculadora. Simplemente tiene suerte de que el rico-guapo-bueno se fije en ella precisamente porque ella no se deja impresionar fácilmente.
Y hombre, a ver, tampoco es que ella vaya en vaqueros, lleve el pelo corto y queme sujetadores en la plaza de su pueblo: puede que Elizabeth sea inteligente, sensata y que sus pensamientos sean independientes... ¡Pero estamos hablando de la época napoleónica! ¡Las sufragistas ni siquiera se habían inventado! A la muchacha le puedes pedir cierto grado de independencia, pero tampoco es que sea una mujer "adelantada a su tiempo", como tú dices. Precisamente ese es otro de los grandes aciertos de Jane Austen: sus heroínas son todas hijas de su época, pero a la vez, sus reacciones son de lo más universal... Y humano, al fin y al cabo.
Joer, que lo tienes que simplificar todo, ché.