De Ripollés - Universo Urbano |
El miércoles pasado, mi amiga Belén y yo fuimos al Retiro a comer (primero pensábamos llegar hasta allí en bicicleta, pero luego nos entró la vaguería y acabamos yendo en metro).
Como me contó Belén, su abuela siempre decía que Madrid es una ciudad especialmente bonita cuando hace sol. Supongo que eso se puede aplicar a casi cualquier ciudad, lo que pasa es que hay algunas (y se me ocurren unas cuantas) que no ven el sol demasiado a menudo, y ya se han acostumbrado a ello. A Madrid le pasa que en muchos aspectos es una ciudad de contrastes, así que cuando hace sol es preciosa y cuando se encapota el cielo, puede llegar a ser un lugar más bien deprimente.
En eso, el miércoles tuvimos suerte, porque lucía un solecito maravilloso y no hacía excesivo calor, que es también lo bueno que tiene la primavera en Madrid (aunque últimamente estamos padeciendo un tiempo un poco loco...): es la mejor época para venir a hacer turismo, porque no te torras con el calorazo de agosto ni te congelas en los fríos eneriles.
Pues en esas estábamos, habíamos quedado en la entrada del Retiro que da a la plaza de la Independencia, la de la Puerta de Alcalá, cuando al entrar en el parque nos encontramos una extraordinaria sorpresa de esas que a veces surgen en cualquier esquina de nuestra castiza villa: a lo largo de la Avenida de Méjico, que es así como se llama el paseo arbolado que se adentra en el Retiro desde la Puerta de Alcalá hasta el Estanque, había una curiosa exposición de estrambóticas esculturas del conocido artista castellonense Juan Ripollés. Bueno, en realidad, yo no sabía nada de este artista hasta el miércoles pasado, pero sus esculturas me han encantado: tanto las de bronce como las de colorines de cristal de murano.
Lo primero de lo que me acordé al ver aquellas esculturas fue de otras muy sugerentes que Eulez y yo vimos en Basilea el año pasado, a las puertas de Art Basel. No me había parado a investigar de quiénes eran las cabezas hechas de barro de aquellos monstruos simpáticos con las que nos topamos en esa lluviosa tarde de Eurocopa el año pasado delante de la famosa muestra de arte, pero mirando un poquillo en internet, he averiguado que eran de un artista suizo llamado Ugo Rondinone.
Al principio, como os digo, pensé que podían ser del mismo autor, pero luego he rescatado las fotos de Basel y me he dado cuenta de que el estilo de Ripollés es muy diferente, más colorista, más simpático e ingenuo... También recuerdan un poco sus esculturas a las del suizo Tinguely, del que ya os hablaré en otra ocasión.
He estado leyendo un poco sobre este artista de 77 años, cuya apariencia es un cruce entre Dalí y, como dice su biografía, un monje franciscano. Por lo visto, cuando nació en Castellón, allá por 1932, su madre murió en el parto, así que lo adoptó una familia pobre y durante la posguerra se dedicó a trabajar y a cuidar de sus hermanos. Todavía siendo niño, entró a trabajar en un taller de pintura industrial y básicamente fue pintor de brocha gorda durante una larga época, incluso después de emigrar a París, donde pasó hambre hasta que consiguió realizar su primera exposición artística en el año 58.
A Belén y a mí nos encantaron las esculturas, sobre todo la más grande, que nos recordó al espantapájaros del Mago de Oz, y nos lo pasamos pipa haciendo las fotos, que podéis ver en este álbum. Ya entonces adivinamos que el artista tenía que ser valenciano o algo por el estilo, porque algunas de las esculturas tenían cabeza de paella. Por su página web también me he enterado de que Ripollés no sólo ha hecho esculturas, sino que también tiene pinturas, grabados, murales, joyas, vestidos y hasta un precioso edificio estilo Gaudi en el Grao de Castellón, con un sol gigantesco que extiende sus rayos como brazos por la fachada azul brillante.
¡Espero que os gusten las fotos y este pequeño postito, homenaje a Ripollés! (Lástima que la muestra del Retiro ya haya terminado: se acabó ayer, viernes 10 de abril.)
[Fotos: ¡Podéis ver todas las demás en mi álbum de Picassa! 1) La estatua gigante que estaba al final de la avenida. A nosotros nos recordaba al espantapájaros que quería un cerebro, pero en realidad, se titula "Niño sol", 2) Ésta se titula "Generosa", 3) La estatua llamada "Pensador" y una servidora (me encantó ésta. Una de mis favoritas), 4) Cabezas de monstruos (Monsterheads) de Ugo Rondinone frente al Art Basel del año pasado, 5) Estatua titulada "La reina", 6) La cabeza de la estatua titulada"Encantadora" ¿es o no es una paella?]
Como me contó Belén, su abuela siempre decía que Madrid es una ciudad especialmente bonita cuando hace sol. Supongo que eso se puede aplicar a casi cualquier ciudad, lo que pasa es que hay algunas (y se me ocurren unas cuantas) que no ven el sol demasiado a menudo, y ya se han acostumbrado a ello. A Madrid le pasa que en muchos aspectos es una ciudad de contrastes, así que cuando hace sol es preciosa y cuando se encapota el cielo, puede llegar a ser un lugar más bien deprimente.
De Ripollés - Universo Urbano |
En eso, el miércoles tuvimos suerte, porque lucía un solecito maravilloso y no hacía excesivo calor, que es también lo bueno que tiene la primavera en Madrid (aunque últimamente estamos padeciendo un tiempo un poco loco...): es la mejor época para venir a hacer turismo, porque no te torras con el calorazo de agosto ni te congelas en los fríos eneriles.
Pues en esas estábamos, habíamos quedado en la entrada del Retiro que da a la plaza de la Independencia, la de la Puerta de Alcalá, cuando al entrar en el parque nos encontramos una extraordinaria sorpresa de esas que a veces surgen en cualquier esquina de nuestra castiza villa: a lo largo de la Avenida de Méjico, que es así como se llama el paseo arbolado que se adentra en el Retiro desde la Puerta de Alcalá hasta el Estanque, había una curiosa exposición de estrambóticas esculturas del conocido artista castellonense Juan Ripollés. Bueno, en realidad, yo no sabía nada de este artista hasta el miércoles pasado, pero sus esculturas me han encantado: tanto las de bronce como las de colorines de cristal de murano.
De Ripollés - Universo Urbano |
Lo primero de lo que me acordé al ver aquellas esculturas fue de otras muy sugerentes que Eulez y yo vimos en Basilea el año pasado, a las puertas de Art Basel. No me había parado a investigar de quiénes eran las cabezas hechas de barro de aquellos monstruos simpáticos con las que nos topamos en esa lluviosa tarde de Eurocopa el año pasado delante de la famosa muestra de arte, pero mirando un poquillo en internet, he averiguado que eran de un artista suizo llamado Ugo Rondinone.
Al principio, como os digo, pensé que podían ser del mismo autor, pero luego he rescatado las fotos de Basel y me he dado cuenta de que el estilo de Ripollés es muy diferente, más colorista, más simpático e ingenuo... También recuerdan un poco sus esculturas a las del suizo Tinguely, del que ya os hablaré en otra ocasión.
He estado leyendo un poco sobre este artista de 77 años, cuya apariencia es un cruce entre Dalí y, como dice su biografía, un monje franciscano. Por lo visto, cuando nació en Castellón, allá por 1932, su madre murió en el parto, así que lo adoptó una familia pobre y durante la posguerra se dedicó a trabajar y a cuidar de sus hermanos. Todavía siendo niño, entró a trabajar en un taller de pintura industrial y básicamente fue pintor de brocha gorda durante una larga época, incluso después de emigrar a París, donde pasó hambre hasta que consiguió realizar su primera exposición artística en el año 58.
De Ripollés - Universo Urbano |
A Belén y a mí nos encantaron las esculturas, sobre todo la más grande, que nos recordó al espantapájaros del Mago de Oz, y nos lo pasamos pipa haciendo las fotos, que podéis ver en este álbum. Ya entonces adivinamos que el artista tenía que ser valenciano o algo por el estilo, porque algunas de las esculturas tenían cabeza de paella. Por su página web también me he enterado de que Ripollés no sólo ha hecho esculturas, sino que también tiene pinturas, grabados, murales, joyas, vestidos y hasta un precioso edificio estilo Gaudi en el Grao de Castellón, con un sol gigantesco que extiende sus rayos como brazos por la fachada azul brillante.
¡Espero que os gusten las fotos y este pequeño postito, homenaje a Ripollés! (Lástima que la muestra del Retiro ya haya terminado: se acabó ayer, viernes 10 de abril.)
De Ripollés - Universo Urbano |
[Fotos: ¡Podéis ver todas las demás en mi álbum de Picassa! 1) La estatua gigante que estaba al final de la avenida. A nosotros nos recordaba al espantapájaros que quería un cerebro, pero en realidad, se titula "Niño sol", 2) Ésta se titula "Generosa", 3) La estatua llamada "Pensador" y una servidora (me encantó ésta. Una de mis favoritas), 4) Cabezas de monstruos (Monsterheads) de Ugo Rondinone frente al Art Basel del año pasado, 5) Estatua titulada "La reina", 6) La cabeza de la estatua titulada"Encantadora" ¿es o no es una paella?]
Chulísimas las esculturas. Las de Basilea también eran bien graciosas. Podría estirarse el Ayuntamiento y comprar alguna de estas esculturas y dejarla en el Retiro.. la primera que pones en el post, que es bien simpática!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el post, y gracias por toda la información sobre el escultor!! Es increible lo que te puedes encontrar en un día normal y corriente por Madrid, es lo que más me gusta de esta ciudad!!
ResponderEliminarMe ha encantado, gracias Julia!!
Vaya, te iba a escribir que esperaba que hubiese pronto otro día soleado para pasarme por el Retiro pero veo que es demasiado tarde. Las vacas estuvieron muchas semanas, pero las ripolleces estas tan originales (y tan catalanas ellas) me las he perdido.
ResponderEliminarHola Julia! Me han encantado las fotos de las esculturas de Ripolles! Son increíbles! Me han impresionado!!Me gusta mucho el colorido tipo Miró.Jo! Que suerte vivir en la capital para tener piezas tan buenas al aire libre...Bueno Un bikiño moi forte desde Vigo!
ResponderEliminarLa verdad que esta exposición me ha gustado mucho más que la de las vacas. Y en El Retiro, una gozada!! Me encantan los parque con esculturas, como el de Oslo con las obras de Gustav Vigeland: una pasada!
ResponderEliminarHáblanos de Tinguely, que la verdad es que tiene obras muy divertidas y curiosas. Me encantaron las fuentes que tiene en Basilea y el museo que le dedicó la ciudad.
Ayer estuve otra vez en el Retiro y me fijé en que todavía están allí las "ripolleces" como dice el copépodo, ¡hasta el 10 de junio! (debí de confundirme yo con la fecha...)
ResponderEliminar¡Voy a poner un post-actualización ahora mismo para difundir la buena noticia!