jueves, 11 de enero de 2018

Pan y rosas (11 de enero de 1912) (5)



Esta efeméride me emociona particularmente. Mientras estaba traduciendo, fue justamente en este momento en el que decidí recopilar las canciones de la lista de Spotify, porque entonces comprendí lo fuerte que sonaba la agenda de La resistencia.


Las trabajadoras de Lawrence
New England Historical Society

Corría el frío invierno de 1912 en Lawrence, Massachusetts, cuando los responsables de las fábricas textiles decidieron recortar el sueldo de sus trabajadoras en función de la raza de estas (las había de una miríada de orígenes y nacionalidades: inglesas, irlandesas, alemanas, portuguesas, sirias, eslavas, italianas, quebequesas…). Aquel 11 de enero fue el inicio de un paro que duraría más de dos meses. Las protestas, organizadas por la asociación sindical Industrial Workers of the World, estaban increíblemente bien estructuradas: se convocaban mítines diarios que se interpretaban a los 25 idiomas y 45 dialectos que hablaban las trabajadoras afectadas por la huelga. El punto álgido del conflicto llegó cuando el sindicato comenzó a fletar trenes llenos de niños, los hijos e hijas de las trabajadoras en huelga, con destino a otras ciudades del país donde familias los acogerían y alimentarían mientras durara el paro. Las miradas del país estaban puestas en Lawrence, así que los patronos tuvieron que ceder a las exigencias de las huelguistas, simbolizadas en el pan (aumento de los salarios) y las rosas (mejora de las condiciones de trabajo). (Aquí encontraréis más información).

Las estrofas citadas en la agenda pertenecen a un poema de James Oppenheim titulado precisamente Pan y rosas y publicado apenas un mes antes en la revista The Atlantic Monthly. Las convocantes de la huelga lo hicieron suyo: lo escribieron en pancartas y lo coreaban durante las manifestaciones. Este es el poema en inglés (en los años setenta, Mimi Fariña le pondría música y la versión más conocida es la de Judy Collins, que corresponde a la quinta pista de la lista de Spotify):
As we come marching, marching in the beauty of the day,
A million darkened kitchens, a thousand mill lofts gray,
Are touched with all the radiance that a sudden sun discloses,
For the people hear us singing: “Bread and roses! Bread and roses!”
As we come marching, marching, we battle too for men,
For they are women’s children, and we mother them again.
Our lives shall not be sweated from birth until life closes;
Hearts starve as well as bodies; give us bread, but give us roses!
As we come marching, marching, unnumbered women dead
Go crying through our singing their ancient song of bread.
Small art and love and beauty their drudging spirits knew.
Yes, it is bread we fight for — but we fight for roses, too!
As we come marching, marching, we bring the greater days.
The rising of the women means the rising of the race.
No more the drudge and idler — ten that toil where one reposes,
But a sharing of life’s glories: Bread and roses! Bread and roses!
Rebuscando en internet, encontré un pequeño tesoro: una agrupación de artistas argentinas que cantan por el Frente de Izquierda y de los Trabajadores, conocido como FIT (#ArtistasConElFIT), había hecho esta hermosísima versión en español de la canción:


Mientras vamos marchando, a través del nuevo día,
brillan con un sol radiante cocinas e hilanderías.
El día se ilumina con nuestras voces hermosas
porque el pueblo nos escucha: «¡Pan y rosas, pan y rosas!»
Mientras vamos marchando, vamos por los varones,
que también son nuestros hijos y sufren la explotación.
No seremos explotadas de la cuna hasta la muerte,
nuestro cuerpo quiere pan y rosas para el corazón.
Mientras vamos marchando, a través de nuestro canto
se oyen gritos de mujeres que clamaron por le pan.
Ellas nunca conocieron, la belleza de las cosas,
es por eso que luchamos por el pan y por las rosas.
Mientras vamos marchando, traemos días mejores
nuestra lucha de mujeres es por la humanidad.
Basta ya que diez trabajen para uno que reposa,
sí a las glorias de la vida, pan y rosas y pan y rosas.

No falla: cada vez que la escucho, se me hace un nudillo en la garganta y se me escapa una lagrimita. Me parece una versión preciosa, que conserva todo el liricismo y el espíritu reivindicativo del inglés (aunque el lector avezado se habrá dado cuenta de un llamativo cambio de significado en la primera estrofa, que probablemente se explica por la diferencia de latitud y luminosidad) y creo que las voces de las cantantes son muy hermosas y los arreglos están muy bien introducidos.

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