domingo, 28 de enero de 2018

El accidente en el cañón de Los Gatos (28 de enero de 1948) (11) (12)

La lápida del cementerio de Fresno de los deportados sin nombre

Who are all these friends, all scattered like dry leaves?
The radio says, "They are just deportees"

Esta es otra de esas efemérides con las que una se pregunta si la humanidad verdaderamente avanza algo o si, en realidad, no somos capaces de desembarazarnos de la indolencia que supone considerar a los que no son como nosotros menos personas. Especialmente en una época tan extraña como la que estamos viviendo, en la que resuenan racistas ecos del pasado no tan lejano y el odio renovado por los vienen de fuera a ganarse la vida lo mejor que pueden, el accidente sucedido en el Cañón de los Gatos y la famosa canción resultante de aquello cobran aún más importancia.

La mañana del 28 de enero de 1948, un avión se estrelló en la cordillera del Diablo, al oeste de Fresno, a 200 kilómetros al sur de San Francisco. No hubo ningún superviviente: fallecieron los 32 ocupantes del avión. Además de la tripulación de la nave y un inspector de inmigración, el grupo de pasajeros estaba compuesto por unos braceros mexicanos cuyo contrato había expirado y un grupo de inmigrantes ilegales que se enfrentaban a la deportación. A las diez y media de la mañana, unos presos que se encontraban en un campo de trabajo cercano vieron pasar el avión sobre sus cabezas envuelto en humo. La cola se desprendió y nueve pasajeros salieron despedidos. A continuación, el avión explotó, convirtiéndose en una bola de fuego que cruzó el cielo hasta estrellarse.

A la mañana siguiente, cuando el cantautor Woody Guthrie (si Pete Seeger es el cantautor más conocido, Woody Guthrie le anda bastante cerca) abrió las páginas de The New York Times, comprobó con sorpresa que los únicos datos biográficos relacionados con el accidente pertenecían a los cuatro ocupantes estadounidenses (el piloto, el copiloto, la azafata y el inspector de inmigración). Las otras 28 personas que murieron en el avión únicamente eran, para el periódico, «deportados mexicanos» que habían entrado de manera ilegal en el país. El desprecio no solo se quedó entre las páginas del periódico: los restos de los mexicanos se enterraron en una fosa común en un cementerio de Fresno con una lápida que rezaba «Ciudadanos mexicanos». Guthrie se quedó tan horrorizado por el tratamiento absolutamente deleznable de la noticia en este y otros medios de comunicación que escribió un hermoso poema en el que se preguntaba si esa era manera de tratar a personas, reduciéndolas a un genérico lo menos molesto posible para las bienpensantes conciencias americanas.

Deportee(aka. "Plane Wreck at Los Gatos")Letra de Woody Guthrie, música de Martin Hoffman
The crops are all in and the peaches are rott'ning,The oranges are piled in their creosote dumps;They're flying you back to the Mexican borderTo pay all your money to wade back again.
My father's own father, he waded that river,They took all the money he made in his life;My brothers and sisters come working the fruit trees,And they rode the trucks till they took down and died.
Goodbye to my Juan, goodbye, Rosalita,Adiós, mis amigos, Jesús y María;You won't have a name when you ride the big airplane,All they will call you will be "deportees".
Some of us are illegal, and others not wanted,Our work contract's out and we have to move on;Six hundred miles to the Mexico border,They chase us like outlaws, like rustlers and thieves.
We died in your hills, we died in your deserts,We died in your valleys, we died on your plains.We died in your trees and we died in your bushes,Both sides of the river, we've died just the same.
Goodbye to my Juan, goodbye, Rosalita,Adiós, mis amigos, Jesús y María;You won't have a name when you ride the big airplane,All they will call you will be "deportees".
The sky plane caught fire over Los Gatos Canyon,Like a fireball of lightning, it shook all our hills,And who are all these friends, all scattered like dry leaves?The radio says, "They are just deportees".
Is this the best way we can grow our big orchards?Is this the best way we can grow our good fruit?To fall like dry leaves and rot on my topsoilAnd be called by no name except "deportees"?
Goodbye to my Juan, goodbye, Rosalita,Adiós, mis amigos, Jesús y María;You won't have a name when you ride the big airplane,All they will call you will be "deportees".

La canción no vino hasta después, cuando un profesor de escuela llamado Martin Hoffman compuso la música. Woody Guthrie la interpretaría:



Aunque la versión que está incluida en la lista, sin embargo, está interpretada por su hijo, Arlo Guthrie (no he podido resistir incluirlo a él también junto a su hijo cantando la siguiente, probablemente su canción más famosa, This Land is your Land). Sería Pete Seeger quien popularizaría Deportees, aunque muchísimos otros cantantes estadounidenses la han incluido en sus repertorios: Bruce Springsteen, Johnny Cash y Johnny Rodríguez, Ani DiFranco, The Byrds, Judy Collins, Bob Dylan y Joan Baez… ¡E incluso Dolly Parton!

Por cierto, si tenéis curiosidad, sí había un Juan, un Rosalio (que no Rosalita), un Jesús y una María entre los fallecidos sin nombre. Estos son los de los veintiocho trabajadores fallecidos cuyo nombre entonces se ignoró:

Miguel Negrete Álvarez. Tomás Aviña de Gracia. Francisco Llamas Durán. Santiago García Elizondo. Rosalio Padilla Estrada. Tomás Padilla Márquez. Bernabé López Garcia. Salvador Sandoval Hernández. Severo Medina Lára. Elías Trujillo Macias. José Rodriguez Macias. Luis López Medina. Manuel Calderón Merino. Luis Cuevas Miranda. Martín Razo Navarro. Ignacio Pérez Navarro. Román Ochoa Ochoa. Ramón Paredes Gonzalez. Guadalupe Ramírez Lára. Apolonio Ramírez Placencia. Alberto Carlos Raygoza. Guadalupe Hernández Rodríguez. María Santana Rodríguez. Juan Valenzuela Ruiz. Wenceslao Flores Ruiz. José Valdívia Sánchez. Jesús Meza Santos. Baldomero Marcas Torres.

En 2013, con motivo del 65 aniversario del accidente, se descubrió una placa en el cementerio que incluía todos sus nombres.

(Parte de la información de esta entrada proviene de este magnífico artículo escrito por el periodista José Ángel González).


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