jueves, 10 de junio de 2010

De llanuras y montañas helvéticas



Pues sí, amigos, sí… Si hasta hace unos días me hubierais hecho la pregunta que Panoramix le hace a Obélix al final de Astérix en Helvecia, yo habría respondido exactamente lo mismo que él , ¿que cómo me resulta Helvecia? ¡¡¡LLANA!!!


El territorio conocido de Basel no podría serlo más (el año pasado aventuré a adentrarme por las partes traseras del barrio de Gundeli y me encontré con unas cuestas que eran inmorales, al menos para intentarlas con mi modesta bicicleta) y uno a priori, si no sabe que los Alpes existen porque alguien se lo ha contado, no creería que este minúsculo país con tanta idiosincrasia tiene los panoramas alpinos más espectaculares del mundo.

Astérix bien lo sabe: en su aventura por tierras helvéticas tuvo que escalar una alta montaña en busca de la Edelweiss (sí, sí, esa a la que le cantaba un bucólico Christopher Plummet-Von Trapp en Sonrisas y lágrimas… Probablemente, una de las mejores canciones de la película)… Claro, lo de subir a las montañas era algo que yo tenía pendiente también…

Edelweiss no vimos, pero este fin de semana una servidora, acompañada de un señor desconocido (diremos que se trataba del señor E-mierdecilla) que prefiere que mejor no sepa que estuvo allí, nos encaramamos al Pilatus (sí, sí, así se llama… Según parece porque es posible que Poncio Pilatos estuviera allí enterrado), una espectacular montaña junto al lago Lucerna de más de 2000 metros de altura.

Sí, está claro que fue una experiencia muy turística (aparte de cara), pues el asunto está preparado pa que los guiris como nosotros nos hincháramos a hacer fotos… Pero también pudimos disfrutar de unas vistas maravillosas que jamás habría imaginado desde la llana Basel.

Como buenos españolitos, yendo a contra-horario, nos animamos a empezar la expedición bastante tarde, hacia las dos. Eso hizo que nos perdiéramos el trayecto en barco que transporta al visitante desde Lucerna hasta Alpnachstad, donde se encuentra la estación inferior del tren cremallera más empinado del mundo. En su lugar, tomamos el autobús hasta el comienzo del teleférico, espectacular sobre las verdes praderas helvéticas (vacas suizas, otras a las que tenía ya ganas de ver… Y no, no son moradas, oiga).


La primera parte del teleférico, que va desde Krieg hasta Fräkmüntegg, está compuesta de cabinas individuales. En la estación final de este tramo hay un parque multiaventura con un larguísimo tobogán de metal que tiene que ser una pasada. Desde Fräkmüntegg hay todavía otro tramo más hasta llegar a la cumbre del Pilatus, pero esta última parte se hace en una góndola colectiva cuyo movimiento resulta impresionante, sobre todo durante la última parte del trayecto, cuando llega a la estación (parece que el ingenio mecánico vaya a estrellarse contra la pared de roca).

Arriba, el paisaje parece de otro mundo: la estación del Pilatus, probablemente construida en los setenta, tiene aspecto de Sputnik y parece que vaya a despegar de un momento a otro, y el hotel que hay en la cima se encuentra actualmente en obras, dándole un toque fantasmal a toda la zona (perfectamente podría ser un escenario del Syberia).


Los paseos por la cumbre son muy interesantes, pero es necesario llevar buen calzado, porque aunque algunos están medianamente asfaltados, hay que andarse con cuidado para no tropezar y despeñarse colina suiza abajo. Las nieves perpetuas, las verdes praderas y los lagos alpinos con las montañas de fondo consiguen tranquilizar al más nervioso, y envidias a aquellos que han decidido echarse los pies al hombro y caminar por alguno de los senderos que recorren la ladera.

Por último, tomamos el famoso tren cremallera para hacer el descenso: las vistas desde él son increíbles y el cacharro, mira que lo construyeron en 1890, funciona estupendamente. Tecnología suiza punta.

Por fin, ya en la superficie, como simples y minúsculos mortales que somos, cogimos el tren normal de vuelta a Lucerna, donde terminó nuestra excursión sabática alpina que ha hecho que yo ya no pueda decir lo mismo que Obélix… ¿Que cómo me resulta Suiza? Montañosa y espectacular. Ahora sí.



[Fotos: 1) Última viñeta de Astérix en Helvecia... ¿Cómo? ¿Que no lo habéis leido? ¿¿¿¿Y a qué estáis esperando????, 2) El Pilatus de fondo con el lago Lucerna y sus barquitos en primer plano (cosecha propia), 3) Teleférico del primer tramo (cosecha propia), 4) Funicular colectivo hasta la cumbre del Pilatus (cosecha propia), 5) La cima del Pilatus, con su estación que parece una nave espacial y el comienzo del tren cremallera (cosecha propia), 6) Paisaje desde la cima 1 (cosecha propia) y 7) Paisaje desde la cima 2 (cosecha propia)].

6 comentarios:

  1. Esa explicación del comentario de Obelix ya se hacía imprescindible, porque cuando haces referencia a ella, nadie te suele entender. Vaya, que yo imprimiría la viñeta varias veces y me la metería en el bolsillo... Jejeje.

    Mu bonico el post!

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  2. ¡Guau! Menuda envidia, eso sí que son montañas y valles glaciares. No soy muy amigo de la nieve, pero así, bien peladitas y con prometedores "Edelweisses" potencialmente esperando, ¿quién no querría visitar la llana Helvecia?

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  3. ¡Buah! Ésta es una sola de las referencias que tengo a Astérix en Helvecia... ¡Tengo montones de viñetas más que quiero colocar aquí! (chistes que cada vez que los menciono, la gente me mira con cara de "ya estás otra vez, Julia").

    Sí, quizás sería buena idea hacerme fotocopias, aunque no creo que eso arreglara lo que la gente piensa de mí.

    ¡¡¡¡Copépodo!!!! Que sepas que nos acordamos un montón de ti, porque estaba todo lleno de cosas que a nosotros nos parecían yerbajos, pero que a ti seguro que te habrían encantao...

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  4. ¡¡¡ARRRGGGG!!!

    ¿Yerbajos? ¿La flora alpina yerbajos? ¡Ay madre, que me da un soponcio! Menos mal que no iba con vosotros, puedo ser muy plasta en sitios interesantes ;-P

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  5. Que friqui es el cope con lo de los yerbajos. Pero es cierto lo que dice, en caso de hecatombe mundial o de holocausto zombi, el único que sabría curar una herida con yerbajos es él...

    Había letrericos que explicaban que de tipo de "flora alpina" había por allí...

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  6. Una maravilla lo del Pilatus. Nosotros llegamos a Basilea después de un par de días en Interlaken con subida al jungfraujoch incluída, todavía más impresionante que el Pilatus si tienes la suerte de que el día esté al menos medio despejado: nieves perpetuas y un enorme glaciar.

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¡¡¡Vuestros comentarios me hacen muy, pero que muy feliz!!!